En alguna ocasión el analista en temas de seguridad Alejandro Hope preguntó en una de sus entregas para el diario ‘El Universal’ ¿En qué momento se jodió Puebla?
La respuesta la conocemos; se jodió precisamente cuando llegaron al estado Víctor Carrancá Bourget y Facundo Rosas Rosas. A ambos poco les importaba la seguridad pública de la entidad, como tampoco al entonces gobernador le interesó. La cereza en el pastel fue la injerencia del general Eduardo León Trauwitz.
El centro de la atención de ese régimen eran los negocios millonarios con las obras faraónicas, el transporte público, las compras con sobreprecios exorbitantes, la facturación de escuelas que nunca se construyeron.
Pero realmente la seguridad pública nunca les importó. Carrancá y Facundo solo llegaron a hacer el papel de patiños y a la par la industria criminal del huachicol se desbordó. En alguna ocasión Carlos Loret presentó en Televisa la dimensión del monstruo; con un dron videograbaron las filas kilométricas de camiones y pipas que esperaban para abastecerse de combustible. Era evidente, el poder y la impunidad de que gozaban esos grupos de huachicoleros.
Con el crecimiento del Triángulo Rojo se desataron los robos en carreteras, las ejecuciones, los robos a trenes -un delito que no se veía desde tiempos de la Revolución-, y por supuesto los feminicidios, otro efecto de la violencia.
Pero también se debe subrayar e insistir en que el morenovallismo dio nacimiento a una clase política coludida con el crimen.
Ahí fue cuando despuntaron los Valencia de Venustiano Carranza, Inés Saturnino de Tecamachalco, Pablo Pérez Maceda de Tlacotepec de Benito Juárez, Leoncio González Mendoza de San Miguel Eloxochitlán, Nacho Salvador de Ajalpan y sus aliados los hermanos Araceli y David Celestino de Coyomeapan.
Ahí fue cuando la industria criminal del huachicol y presidentes municipales cohabitaron en la misma cama.
El caso de Tecamachalco fue elocuente; durante el periodo de Inés Saturnino el crimen se empoderó en el municipio; hasta los niños sabían dónde estaban las bodegas de huachicol y mercancía robada; los asesinatos escalaron y la violencia estaba presente en las calles y carreteras de la zona.
La situación no ha cambiado con la administración que preside Marisol Cruz García, quien no mueve un dedo ante la criminalidad; así de plano, no mueve un dedo. La alcaldesa es un cero a la izquierda.
Ayer se confirmó que en la zona ocurrieron cuatro feminicidios en los últimos días. Esto se debe a esa descomposición; a alcaldesas y presidentes que voltean la mirada ante la violencia; que prefieren no tocar el tema; que únicamente simulan montar aparatos de seguridad pública.
Hay casos dramáticos como el de Nelson Feliciano Beristain Macías, presidente municipal de Tlacotepec de Benito Juárez, quien de plano claudicó, abandonó su responsabilidad de velar por la seguridad y entregó el mando a la Policía Estatal. Hace unos días una turba causó destrozos y el edil solamente se encerró en su domicilio hasta que llegó la Guardia Nacional y aún así, no salió hasta el otro día.
Hoy que Puebla está frente a un nuevo proceso electoral se deben tomar medidas radicales, incluso extremas para impedir que criminales asciendan al poder.
De ello depende la tranquilidad de regiones enteras durante los próximos años.
Empieza a salir toda la podredumbre del clan Huerta.
Se abrió la cloaca y no solo surgen más acusaciones contra Saúl Huerta, ahora también su familia es señalada por despojos y fraudes en la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacán; el feudo del clan Huerta era el territorio para arrebatar su patrimonio a modestas familias de la zona. Estos sujetos son unos depredadores en todos los sentidos; hicieron del abuso su modus vivendi.
Crisis en Seguridad Pública de Tehuacán.
La noche del pasado viernes 23 se supo de la detención de dos mandos policiacos de Tehuacán. La comandante Tania Monserrat Osorio, clave “Fénix” y Raymundo Valencia, su esposo; ambos jefes del llamado Grupo Especial de Reacción Inmediata de Tehuacán (GERITH). Fueron detenidos por elementos de la Policía Ministerial y Estatal. Se acusa que están coludidos con el crimen organizado y que avisaban a una célula delictiva de los operativos. Al cierre de esta columna de manera extraoficial se sabe que hay otras cuatro carpetas de investigación contra funcionarios de Seguridad Pública de Tehuacán. Es decir, el tema va para largo.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com
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