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Se llamaba Lilia Rosana Espíndola Suárez, tenía 45 años de edad, era madre de ocho hijos. Se trataba de una mujer verdaderamente humilde. Su único patrimonio era un tambo metálico donde cocía elotes para venderlos afuera de su domicilio u ocasionalmente en ferias y fiestas patronales de la región de Tehuacán, ciudad en la que vivía.

Posteriormente una reportera difundiría la versión de que Lilia era ‘sexoservidora’, algo totalmente falso. La mujer se sostenía de la modesta actividad de vender elotes.

La noche del miércoles 19 de septiembre Lilia Rosana salió de su domicilio sola. Alrededor de las 2 horas del jueves 20 la mujer regresaba a su modesto hogar caminando por la calle 6 poniente cuando repentinamente fue atacada por un sujeto que le propinó una puñalada.

La fémina corrió cerca de 50 metros hasta la puerta principal del Centro Escolar Presidente Venustiano Carranza. Ahí en repetidas, en insistentes ocasiones azotó la puerta principal con las manos. Las huellas de sus palmas ensangrentadas así lo mostraron.

Su homicida no se detuvo, no tuvo un segundo de clemencia. Horas después el grupo de forenses reportaría que la mujer recibió, por lo menos, 15 puñaladas, principalmente en la caja torácica. En escasos segundos el cuerpo de Lilia Rosana quedó en medio de un charco de sangre.

Pocos casos como éste tienen tantas evidencias para resolverse. Han pasado 42 días desde aquella madrugada y la Policía Ministerial aún no detiene al homicida, pese a que existen todos los elementos y pruebas para hacerlo.

Lilia Rosana perdió la vida de una manera bestial e incomprensible, pero para su familia apenas era el inicio de un calvario.

El viernes 21 de septiembre, 24 horas después del levantamiento del cadáver, a sus hijos les informaron que todavía no podían entregarles el cuerpo porque no había médico legista.

Y es que el Tribunal Superior de Justicia no ha asignado un galeno expresamente destinado a la ciudad de Tehuacán, pese al alto índice de homicidios que se registra.

Horas después a los hijos les dijeron que enviarían al ‘Doctor Hugo’, solamente ese dato les dieron y que en breve lapso se realizaría la necropsia en la morgue municipal.

Pero en esa ciudad de Tehuacán es sabido que los médicos legistas piden una ‘gratificación’ por hacer su trabajo, dado que tienen que trasladarse desde Tecamachalco para realizar las autopsias.

Cuando le dijeron a los familiares de la fémina que debían darle cierta cantidad al ‘Doctor Hugo’, respondieron que ellos no podían dar monto alguno, que su condición es de una humildad evidente y que solamente habían juntado lo suficiente para un modesto ataúd.

Lo que a continuación se narrará nos lo hicieron saber los mismos familiares; el ‘Doctor Hugo’ al enterarse que no recibiría ‘gratificación’ alguna dejó el cuerpo a media necropsia y se retiró del lugar. Pese a que ya había iniciado el procedimiento de abrir el cuerpo lo dejó así. Nunca entregó el dictamen que por ley debería otorgar.

Ante esto los familiares nuevamente se trasladaran a la Agencia del Ministerio Público donde explicaron que el ‘Doctor Hugo’ se negó a concluir la autopsia. En ese momento la titular de la dependencia solicitó que el cuerpo fuera enviado a Tecamachalco donde finalmente se realizó todo el procedimiento y se extendió el dictamen de la necropsia.

Lilia Rosana fue víctima de un bestial feminicidio, pero posteriormente su cuerpo fue objeto de dos necropsias y su familia sufrió la indolencia infame de funcionarios que dependen del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Puebla.

Finalmente y luego de tres días de espera los hijos de la víctima recibieron el cuerpo de su madre, en medio de un dolor inenarrable.

Esta historia seguramente la desconoce el Magistrado Presidente del Tribunal Héctor Sánchez Sánchez, pero precisamente por eso la escribimos, para que sepa los horrores que se cometen.

El funcionario también debe saber que la llamada ‘cámara frigorífica’ instalada hace unos meses en realidad no funciona, no congela. Los hedores que emanan de los cuerpos en descomposición llegan hasta hogares cercanos a la morgue. Los vecinos lo han hecho saber de manera pública.

Sin duda es urgente que el titular del Poder Judicial habilite a –por lo menos-, dos médicos tehuacaneros como legistas. No es posible que se tengan que esperar hasta 48 horas para que un galeno de Tecamachalco reciba el oficio para trasladarse y todavía pida una ‘gratificación’ por hacer su trabajo.

El caso de Lilia Rosana es –sin duda-, el más dantesco, pero hay muchos otros casos, que ocurren en la morgue y ante los cuales los deudos simplemente callan ahogados por el dolor y la aflicción.

Usted tiene la palabra Magistrado Presidente.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.


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