Los políticos, absortos en sus grillas, intrigas y reacomodos, no pueden entender lo que representa la delincuencia organizada, ni los problemas sociales que genera.
La verdad es que la gran mayoría de los protagonistas de la clase política están desconectados de la realidad ciudadana.
El tema de la criminalidad merece especial mención porque los políticos no lo entienden y muchos sectores de la sociedad tampoco pueden dimensionar lo que representa. Sin embargo lo vamos a explicar de una manera que cualquier persona lo pueda entender.
La delincuencia es como una enfermedad que aparece en algún punto del organismo, pero que va avanzando, se va extendiendo. Hay pacientes que se atienden oportunamente y la afección queda en un solo punto, pero hay otros casos en que el enfermo queda completamente invadido por el padecimiento.
O también se puede explicar como una plaga en el jardín. Aparece en las enredaderas o en alguna planta en especial y se va extendiendo por todo el césped con el riesgo de consumirlo, si no se fumiga oportunamente.
Lo mismo ocurre con el crimen organizado. Surge en un punto y los gobierno -por incapacidad o complicidad-, permiten que siga creciendo y se extienda a otros lugares o regiones.
Lo que sucede en la Puebla de Claudia Rivera Vivanco es precisamente la conjugación de ambos factores: incapacidad y complicidad.
La señora no tiene ni la más remota idea de cómo enfrentar a la delincuencia que azota la Angelópolis. Es una completa, absoluta y total desconocedora de los temas de Seguridad Pública y llamó a una persona que solo conoce el rubro en teoría, porque jamás ha participado en acciones de campo.
María Lourdes Rosales Martínez es el ejemplo de una persona con algunos conocimientos teóricos, pero que ante los hechos reales no tiene idea de cómo actuar. Además se rodea de sujetos como José Tlachi Meneses que es la personificación de los personajes oscuros y siniestros.
Si en la cabeza de Claudia Rivera hubiera un par de neuronas y un poco de sensatez preguntaría cuáles fueron los resultados que Tlachi dejó en los tres años que fue jefe policiaco de Tehuacán. Fue precisamente con éste funcionario que comenzó el desastre en materia de inseguridad y violencia.
Las notas de los últimos días son alarmantes. En la zona metropolitana de Puebla se hallan cuerpos desmembrados, embolsados, encajuelados, calcinados… La violencia no está cediendo, mucho menos se está controlando.
El padecimiento, la enfermedad están creciendo. Los grupos del crimen organizado que ya operan en Puebla se están fortaleciendo.
Los dedos pequeños del hampa, que es la delincuencia común, se está refugiando en las mafias de vendedores ambulantes y cada día que pasa están afianzando su poder en las calles.
Conste, este problema Claudia lo propició, lo toleró y lo sigue alimentando.
En horas recientes la cifra fue presentada de manera pública por la organización denominada ‘Unificación de Sexoservidoras de Puebla AC’ quienes afirman que actualmente son 800 las prostitutas que están trabajando en la capital y que la gran mayoría de ellas son víctimas de la extorsión.
Pero la señora Rivera solamente emite declaraciones seudo moralistas, mientras su Ayuntamiento permite el crecimiento de las mafias de ambulantes que extorsionan a esas trabajadoras sexuales.
Tarde o temprano el tema va a terminar en hechos lamentables.
Las sexoservidoras son el grupo más vulnerable ante la violencia y los feminicidios. Sus muertes a nadie mueven, rápidamente son criminalizadas y olvidadas por una sociedad indiferente e indolente.
Esto ya sucede en la Ciudad de México donde ‘scorts’ latinoamericanas, mujeres venezolanas o colombianas, son asesinadas de manera impune; sus muertes aparecen en notas periodísticas que pronto son olvidadas.
Pero en Puebla la señora Rivera Vivanco no se cansa de hundir un poco más la ciudad.
Está sentada sobre cuentas bancarias de cientos de millones de pesos que quedan en el subejercicio; es incapaz de detener la ola delictiva; permite y auspicia el ambulantaje que es un monstruo en crecimiento y su discurso seudo feminista no entiende del riesgo en que pone a las mujeres más vulnerables.
Rivera sigue llevando a Puebla al barranco y cada día de su gestión es un punto menos para Morena que difícilmente podrá revertir el ‘efecto Claudia’ en las elecciones de 2021.
Por esta razón el panismo poblano tiene un par de Ases rumbo a esa contienda. Y que conste, Eduardo Rivera Pérez no está contemplado.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com
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