Antes de iniciar la presente entrega debemos subrayar que ante Paco Fraile García no hay, ni habrá dolo alguno. A opinión de este columnista ‘el Pastor’ debió ser el candidato en la presente contienda por toda una vida de militancia y entrega al albiazul. Pero el añejo combatiente es disciplinado en extremo, por eso apoya a quien representa todo lo contrario a su persona.
Ante Fraile solo puede haber reconocimiento y respeto. Pero también hay que subrayar algunos resbalones que merecen ser revisados. En distintas tribunas, en diferentes oportunidades, Paco ha comparado a Enrique Cárdenas Sánchez con Luis H. Álvarez.
El vocero de la campaña narra lo siguiente; en el año de 1956 Manuel Gómez Morín realizó una gira por Chihuahua donde la dirigencia le informó que no tenían candidato a la gubernatura; pero le hablaron de un hombre talentoso llamado Luis Héctor Álvarez Álvarez. El patriarca de Acción Nacional se dirigió a aquella joven promesa y le dijo:
– Le pedimos que sea nuestro candidato
– Pero yo no soy panista
– A partir de este momento lo es.
Con esta alegoría Fraile quiere insinuar que la misma historia se repite entre Cárdenas y el panismo poblano. La comparación está completamente alejada de la realidad.
En la Chihuahua de 1956 probablemente no había un auténtico candidato panista. Pero en la Puebla de 2019 por supuesto que había verdaderos cuadros con los legítimos méritos para buscar esa candidatura. Militantes como Blanca Jiménez, Humberto Aguilar Coronado, Pablo Rodríguez Regordosa y por supuesto el mismo Fraile.
¿Entonces por qué la arbitrariedad, el atropello y la decisión unilateral de Marko Cortés en imponer a un sujeto que ni remotamente está identificado con la mística albiazul? Porque el dirigente nacional es un frívolo, que no tiene la capacidad para conducir un barco de ese calado.
En 1956 Álvarez no tenía militancia, ni trayectoria política. Fue dirigente de organismos ciudadanos y empresariales, pero no era un saltimbanquis como Cárdenas que de aspirante de Morena, pasó a su intentona independiente donde despotricó en contra de la partidocracia y a los pocos días aparece como representante de tres institutos políticos.
Luis Héctor nunca mostró esa sed desesperada y malsana de ser postulado por el PAN o por cualquier otro partido. Faceta que sí ha mostrado el economista Cárdenas. El académico es un hombre sin valores y sin principios políticos.
Hace unos meses aseguraba que AMLO lo había invitado a ser el candidato de Morena y hoy vilipendia al lopezobradorismo. También hace unos meses fustigaba y denostaba la imagen de Martha Erika Alonso y hoy se aferra a lo que queda de su estructura.
El día de mañana, cuando Cárdenas pierda la elección y su futuro político sea inexistente, entonces también va a injuriar al panismo que lo cobijó. Como es un sujeto sin un ápice de autocrítica no se verá en el espejo para buscar culpas, no de ninguna manera. Lo que hará será abrir la ventana y volcar su frustración sobre quien vaya pasando.
Ese es un perfil, esa es su naturaleza. No es un hombre de ideales o principios sólidos. Es una veleta que va adonde la lleve el viento y como todo indica que el temporal lanzará su embarcación a estrellarse contra un dique, le echará la culpa a todos los marineros, pero no aceptará su propia responsabilidad en el desastre.
Él no es panista, nunca lo ha sido y jamás lo será; solo está utilizando el taxi azul, pero cuando vea que no funcionó va a reventar en su contra Apreciado Paco, la comparación entre Luis Héctor Álvarez y Enrique Cárdenas no es posible, ni siquiera remotamente probable. Aquel fue un hombre de convicciones hasta el último día de su vida; éste es un oportunista que agarra lo que puede y luego, cuando ya no le sirve lo tira al cesto de los denuestos.
Ya lo verás después del lunes 3 de junio.
Al tiempo.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com
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