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Hace unos días en esta Cúpula subrayamos que hay municipios poblanos que están en una absoluta y completa ingobernabilidad. Apuntamos que así como Claudia Rivera Vivanco y Felipe Patjane no controlan área alguna de los municipios que mal gobiernan, hay regiones del estado que padecen una descomposición aún más grave, porque los alcaldes están maniatados en su incapacidad.

A este fenómeno le denominamos la muerte de la política y dio paso a un vacío que solo está aprovechando el crimen organizado.

En horas recientes circuló la noticia de que la Secretaría de Seguridad Pública estatal tomó el control de la vigilancia en el municipio de Venustiano Carranza, Puebla. Esta comunidad se ubica en la Sierra Norte, está a unos cuantos kilómetros del estado de Veracruz, muy cerca de Poza Rica, que es escenario de las pugnas entre Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación.

Desde hace años se sabía que Venustiano Carranza era uno de los bastiones en la industria criminal del huachicol.

48 uniformados que trabajaban en ese municipio eran falsos policías; no tenían licencia oficial para la portación de armas de fuego. La mayoría de esos elementos huyeron de la población ante la posibilidad de que fueran detenidos.

Pero si este mismo ejercicio de evaluación policiaca se repite en los municipios de las Sierras Norte, Nororiental y Negra, nos encontraremos que es algo cotidiano y común.

Desde el sexenio de Mario Marín en los municipios de Tlacotepec de Porfirio Díaz, Coyomeapan y Zoquitlán operan grupos de hombres armados y encapuchados, al servicio de los alcaldes en turno. Pero como la mayoría de los ediles ya se habían ‘arreglado’ con Roberto, pues nadie los molestaba.

Los pistoleros en las nóminas municipales operaron a sus anchas durante el morenovallismo, porque los presidentes municipales que firmaron el programa ‘Peso sobre peso’, adquirieron una credencial de impunidad garantizada.

No importa lo que hicieran; tampoco los reportes del CISEN o de gobernación estatal; esos alcaldes ya habían pagado su cuota y se volvieron intocables.

Así paulatinamente la ingobernabilidad fue un virus que avanzó hasta carcomer regiones enteras.
Hoy en la era de la 4T, el gobernador Barbosa Huerta está encontrando a verdaderas mafias que operan en municipios serranos, ahí donde no hay medios de comunicación que reporten el grado de putrefacción política.

Por el bien de Puebla y de los poblanos se debe aplicarse la máxima lopezobradorista: ‘barrer de arriba hacia abajo’. Comenzando por investigar a los presidentes municipales que reciben cuotas del huachicol y el narcomenudeo. Y se van a encontrar con la sorpresa que hay verdaderas fortunas por el cobro de protección a la delincuencia.

Por ejemplo, un auténtico ejercicio de gobernabilidad puede arrancar en la misma ciudad de Puebla.

Solamente hay que investigar quiénes son los funcionarios del Ayuntamiento que tienen a su cargo el cobro en los mercados la Acocota, Xonaca, Morelos, Hidalgo, Jorge Murad, Analco… Ahí se están cobrando decenas de miles de pesos cada semana.

Gobernador Barbosa usted tiene la palabra.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com


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