La delincuencia es un verdadero virus que va carcomiendo barrios, colonias, ciudades, municipios, estados, regiones. Los galenos responsables vendrían siendo el presidente municipal y el gobernador. Pero como hemos visto, algunos ejecutivos llegan al grado criminal de colocar agua como quimioterapia.
Así de la misma forma frente al virus de la criminalidad van aplicando antibióticos falsos, medicamentos apócrifos, que vienen siendo los falsos procuradores, los fiscales simuladores, los farsantes secretarios de Seguridad Pública. Montan enormes teatros para decir que combaten a la delincuencia, pero en realidad solo son ejercicios de simulación; un engaño social.
En los hechos y por debajo de la mesa esos presidentes municipales y sus jefes policiacos se nutren del virus. Reciben porcentajes de los botines, del robo en carreteras, de la extracción del huachicol, del robo a los trenes, de la venta de estupefacientes en los mercados. Solo simulan combatir la enfermedad, pero en realidad se alimentan del mismo virus.
Mientras tanto la sociedad, los vecinos de las colonias populares, de los fraccionamientos, los alumnos de los centros educativos, son los verdaderos órganos de ese cuerpo invadido por el virus de la delincuencia. Son los que sufren los dolores, las fiebres, el debilitamiento.
El virus no tiene clemencia, ni consideración alguna. Sigue avanzando y carcomiendo todo a su paso.
En Huejotzingo se llegó al punto crítico. Ahí se encontraron fosas clandestinas con un número indeterminado de cuerpos. Es un lugar en que el virus llegó a su punto más destructivo.
Las preguntas se hacen obligadas: ¿Acaso el presidente municipal y su jefe policiaco no estaban informado de los grupos delictivos que operan en su región? ¿En verdad los diputados federal y local nunca recibieron informes sobre lo que pasaba? ¿Jamás fueron leídos los reportes de aquel delegado de Gobernación que fue ultimado?
Es muy poco creíble que la actividad de ese grupo delictivo no fuera percibida por las autoridades de Huejotzingo. Lo más probable es que durante años y meses recientes, cerraron los ojos, hasta que llegó el día en que la situación explotó.
Este es el fenómeno que enfrentará el futuro Gobernador Constitucional Miguel Barbosa Huerta, quien está creando enormes expectativas. Sus tuits del día de ayer, miércoles 24 sobre los mecanismos anticorrupción, en favor de la transparencia y la rendición de cuentas son un reto descomunal.
En algunos municipios es alarmante, escandalosa la cauda de corruptelas, voracidad, cinismo y podredumbre. Y se trata de alcaldes que se suponían barbosistas.
Pero sobre todo lo que la entidad espera es que en aquellos municipios que son tierra sin ley, regiones de nadie, se restablezca el orden; se lancen grandes operativos y realmente se combata a la delincuencia.
Frente al crimen, el vehículo de la autoridad debe meter todo el acelerador y atropellar a los delincuentes. Porque el estado ya no aguanta otro periodo en neutral.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com
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