Uno de los rasgos de la actual administración estatal es que el gobernador Barbosa Huerta es claro y directo en sus declaraciones, por lo que sus palabras son puntuales avisos. Desde hace meses el ejecutivo expresó: ‘Tengo la mejor de las opiniones de Gilberto Higuera a quien conozco de hace tiempo’.
Con ese comentario dejó entrever que para su gobierno el camino más certero sería la formal ratificación del Doctor en Derecho.
La cruzada no será fácil; al contrario, será una tarea titánica. La fiscalía poblana fue abandonada y llevada a una situación deleznable durante los años de Carrancá Bourget. El entonces titular de la dependencia se dedicó a dos temas: politizar la institución para fines electorales y tratar de ocultar el clima de creciente criminalidad.
Los hechos que presenciamos en los últimos días: los cuerpos calcinados en Cuautlancingo; los restos humanos en una caja de cartón en la colonia 3 de Mayo o el cadáver dentro de un tambo en la colonia La Loma, son el efecto de la violencia que Carrancá y Facundo Rosas Rosas dejaron crecer.
Oficinas del Ministerio Público que se entregaron en base a arreglos bajo la mesa; agentes que no tienen más de 25 años de edad y por lo tanto carecen de una elemental experiencia; la actitud de Carrancá se desparramó por toda la institución: indolencia, indiferencia y desdén frente a las víctimas.
Mientras el morenovallismo levantaba obras faraónicas e inútiles como las ciclopistas, en las agencias del Ministerio Público no había papel, ni toner para imprimir las querellas.
Los agentes simplemente se cruzaban de brazos y decían: ‘Pues si nos puede traer unas hojas le damos una copia’. Son incontables los testimonios de denunciantes que salían a buscar una papelería cercana para comprar un paquete de hojas o un cartucho de toner.
La gran mayoría de las agencias son cuevas malolientes y hacinadas. Se construyeron cubículos de dos por dos metros donde tiene que entrar un escritorio, dos sillas y todas las carpetas que se puedan amontonar.
La Policía Ministerial es otro desastre. Los elementos ya no tienen esa pasión, ni mucho menos vocación por su trabajo. En otras épocas los agentes eran arrojados en el cumplimiento de su deber. Hoy si no les dan ‘para la gasolina’ son incapaces de cumplir una orden de investigación.
No son pocas las acusaciones que señalan graves anomalías y complicidad entre ministeriales y delincuentes. Pero la cabeza de la dependencia nunca quiso investigar, ni moverse, mucho menos empolvarse los zapatos en las comandancias del interior del estado.
La tarea de Higuera Bernal será titánica, descomunal. Se trata de levantar un moribundo, inyectarle vitaminas, bañarlo y vestirlo para salga a cumplir con la alta responsabilidad que demandan los poblanos.
Sin duda esa tarea tendrá respuesta.
Dulcería poblana.
Dos aspirantes que pueden ser magníficos colaboradores.
En la reestructuración que habrá de emprender el Doctor Higuera Bernal podría contemplarse la inclusión de dos destacados abogados poblanos: José Othón Bailleres Carriles y Miguel Ángel Martínez Escobar.
Bailleres fue un soldado de la Procuraduría de Justicia durante por lo menos 15 años. En alguna ocasión su trabajo lo expuso a un atentado que puso en peligro su vida. Durante cuatro ocasiones fue coordinador de la Agencia del Ministerio Público en una de las regiones más difíciles y conflictivas: Tehuacán. Salió de la institución porque el morenovallismo lo señaló como priista.
El caso de Miguel Ángel Martínez Escobar es similar; se trata de un abogado de batalla; es común verlo en juzgados de Huachinango, San Martín Texmelucan o Tehuacán. Sin duda es un litigante todo-terreno. Su trayectoria política -siempre congruente-, le cerró muchas puertas durante el morenovallismo, ya que también fue acusado por su militancia priista.
Pero ambos abogados serían magníficos colaboradores del próximo Fiscal General del Estado. Ojalá los pueda tomar en consideración.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com
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