Si Manuel Gómez Morín hubiera visto las prácticas del actual panismo se volvería a morir. Simplemente condenaría los métodos y las alianzas con el PRI. Pero no solo eso, también los actuales procesos internos, que solamente son imposiciones a la vieja escuela tricolor.
En otros tiempos el PAN guardaba las apariencias; se hacía una asamblea de miembros activos o una encuesta en la que medían a sus militantes distinguidos.
Pero hoy todo eso se acabó.
La elección de los candidatos del PAN a diputaciones federales se hizo en el escritorio de Marko Cortés y ese solo dato revela el desastre que se avecina. Porque el presidente del CEN es el más neófito, errático e incompetente que haya tenido el panismo.
No se olvide que ese cargo fue ocupado por verdaderos adalides del albiazul como el mismo Gómez Morín, Adolfo Christlieb Ibarrola, Efraín González Morfín, Luis Héctor Álvarez o Carlos Castillo Peraza. Ante aquellos patriarcas azules, Marko Cortés es un inexperto encargado de despacho.
Y luego se alía con los tiburones del PRI… lo que resultará será un panismo derrotado moral, ideológica y electoralmente.
En alguna ocasión Gustavo Madero Muñoz declaró que los procesos internos son precisamente “el resorte” que impulsa las candidaturas.
Los panistas toman a su partido de una forma cuasi religiosa, devota, como una extensión de su práctica católica. Y en ese contexto el proceso interno es como el “bautizo de un candidato.
Sin ese procedimiento la candidatura carece, adolece de legitimidad moral y partidista.
En esos escenarios la base militante se repliega y no sale a votar. Jamás le darán su voto a un priista o a un candidato de izquierda, simplemente se sustraen del proceso electoral.
La sola alianza con el PRI y el PRD ya es un agravio, una ofensa a la moral albiazul; pero el hecho de que ahora elijan a sus candidatos a diputados federales en hermético cónclave es igualmente ofensivo para la militancia.
Genoveva Huerta (quien en horas recientes salió a alabar el legado morenovallista), no acaba de entender la verdadera idiosincrasia panista; porque ella, como el mismo Marko son producto de un panismo pragmático, carente de principios partidistas.
Para ellos el fin justifica todos, absolutamente todos, los medios.
Algo que los ideólogos del panismo nunca hubieran permitido.
Dulcería poblana.
Trivialidad y frivolidad: los hábitos de la alcaldesa Rivera.
No es la primera vez. Ya antes ha dado muestras de la misma puerilidad.
La alcaldesa Claudia Rivera Vivanco presentándose a actos públicos con tenis; bailando en una reunión; meses después pintada de catrina; luego cantando; limpiando los pisos para tomarse una foto y así en incontables ocasiones, hasta grabar un video para la red social TikTok dentro del palacio municipal.
La señora utiliza la investidura presidencial como un pañuelo desechable, para sonarse la nariz.
Sus asesores le han sugerido esos desplantes, mostrarse jovial y relajada; completamente alejada de los rígidos cánones del político tradicional. El problema es que no se trata de un recurso propagandístico.
Todas las acciones del gobierno de Claudia están caracterizadas por una terrible trivialidad. Sus videos solo son la expresión de una evidente ausencia de ideas, iniciativas y proyectos.
La señora no sabe qué hacer en el Charlie Hall.
No hay proyectos de desarrollo urbano, ni de seguridad pública, tampoco de servicios municipales y mucho menos algún mega proyecto.
Su concepto de obra es pavimentar la calle en la que vive su mamá.
Por esa razón la señora está sentada sobre la mayor bolsa financiera por concepto de subejercicio, porque no sabe qué hacer con los recursos.
Es una verdadera tragedia para Puebla.
Quedo a sus órdenes en tw @CupulaPuebla
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