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Desde siempre se ha caracterizado por su agudeza, por el equilibrio y la sensatez de sus juicios. Humberto Aguilar Coronado, es junto con Paco Fraile, una de las conciencias que mueven y sacuden al panismo poblano.

En horas recientes ‘El Tigre’ declaró al portal E-consulta que ve amplias posibilidades para Acción Nacional en el año 2021. Agrega que todos los líderes panistas deben ser candidatos para evitar campañas de brazos caídos. 

Lo que el agudo militante propone es una especie de ‘Dream Team’; una gran selección albiazul en que los pesos pesados tengan una posición electoral para que ninguno simule participar.

Por supuesto al externar sus pensamientos Aguilar está alertando a Morena sobre cuál es el proyecto, la jugada y la intención. La cúpula del partido lopezobradorista toma nota y prepara el antídoto, el contraveneno.

En la pasada elección extraordinaria quedó demostrado que el panismo es una fuerza vigente y latente. Pese a que el oportunismo y la ambivalencia del candidato Cárdenas son la antítesis de la doctrina y la mística de Gómez Morín, grandes sectores salieron a votar por el círculo azul. 

Debe agregarse que también se dio el factor de voto de castigo a las administraciones municipales emanadas de Morena, como fue el caso en concreto de Claudia Rivera Vivanco y Luis Alberto Arriaga. 

Así en condiciones que eran completamente adversas el panismo poblano salió bien librado, aunque no le alcanzó para llegar a la gubernatura. 

En teoría el escenario que Aguilar Coronado dibuja es optimista y promisorio. Solo que desde este momento podemos adelantar que en 2021 se encontrarán con el mismo obstáculo que en 2019. El gran problema del albiazul local es la injerencia torpe, atropellada y atrabiliaria de su dirigencia nacional encabezada por Marko Cortés; un presidente neófito y carente de verdadero liderazgo.

La ruta que traza Aguilar puede semejar una autopista, pero los obstáculos, baches, topes y bloqueos carreteros serán la constante del recorrido. 

Hasta el momento aún no logra cuajar una verdadera alianza entre el panismo tradicional y el morenogalismo, que sigue siendo una fuerza con amplias bases en diferentes partes del estado. 

La realidad es que a partir del 24 de diciembre ese grupo comenzó a diluirse y está demostrado que muchos de sus protagonistas buscarán un ambiente conciliador con el gobierno de Barbosa.

El ejemplo de un morenogalismo que tiende la mano al próximo mandatario es el mismo Tony Gali Fayad. Luego de la jornada electoral del domingo 2 de junio felicitó al triunfador y ha permanecido en un ánimo de conciliación, porque esa es su naturaleza, su vocación política.

En horas recientes se han publicado los desencuentros entre el diputado local Gabriel Biestro y los involucrados en la partida presupuestal asignada a Smart City.

Pero los hechos demuestran que entre Barbosa Huerta y Gali Fayad está el gran interlocutor de la transición y ese personaje se llama Fernando Manzanilla Prieto. El exabrupto de Biestro no pasará de ahí, quedará en el cajón del anecdotario y a partir del mes de agosto será olvidado.

Éste es el escenario de un nuevo gobierno que no deja cabos sueltos; que buscará las alianzas que sean necesarias; que actuará con estricto sentido de justicia, pero sin venganzas.

En éste contexto el proyecto que traza Humberto Aguilar Coronado es una carta de buenas intenciones, pero que será atropellada por la incapacidad de Marko Cortés y en Puebla será contenida por el conocimiento que Manzanilla Prieto tiene de los callejones del albiazul. 

Al tiempo.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com


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