Cúpula / Texcaltitlán: el México que sacudirá a Sheinbaum.
El fenómeno no es nuevo.
El magistral Edmundo Valadés describió en su libro ‘La muerte tiene permiso’ las vejaciones, la manera infame en que eran sometidos los ejidatarios de San Juan de las Manzanas.
Al final los humildes campesinos confiesan que aquel tirano ya estaba en calidad de occiso.
En años recientes el legendario José Manuel Mireles Valverde e Hipólito Mora encabezaron las autodefensas michoacanas que lograron contener la embestida criminal.
La historia de México tiene numerosos ejemplos de pueblos que se cansan de la injusticia, del sometimiento criminal y en un instante se levantan para hacer justicia por propia mano.
En la era de los celulares una persona pudo grabar la dimensión del enfrentamiento entre pobladores de Texcaltitlán y sicarios del crimen organizado.
En un predio, más de 300 personas decidieron hacer frente a los fusiles de alto poder.
Los enviados de la ‘Familia Michoacana’ pudieron causar una masacre de decenas de campesinos, pero éstos ya estaban preparados.
Con rústicas escopetas, con machetes, azadones y artículos de labranza ultimaron a los criminales.
Las escenas que le dieron la vuelta al mundo muestran a humildes campesinos enfrentando a gatilleros profesionales.
Pero sobre todo exhibieron un Estado omiso, ausente.
Durante años Texcaltitlán fue escenario de decenas de hechos criminales, ejecuciones y amagos.
Hasta que un día el pueblo se cansó de tantas infamias, se prepararon para todo, se armaron con rústicos recursos y salieron a enfrentar la amenaza.
Todo esto ante un Estado indolente.
A escasos minutos del lugar de la masacre los discursos del presidente López Obrador y la gobernadora Delfina Gómez describían un estado paradisiaco, en paz y sereno.
La exposición oficial contrasta de manera radical con los hechos.
Sería un grave, un lamentable error pensar que este hecho será aislado.
En numerosos municipios del país la población ya se dio cuenta que es posible, es factible enfrentar a los criminales y abatirlos.
El ejemplo se extenderá en este país gobernado por la misteriosa, la enigmática estrategia de “Abrazos, no balazos”.
La premisa que en realidad es la excusa para tolerar la expansión de la narcopolítica.
El mandatario federal está a unos meses de concluir su sexenio, pero la crisis de Texcaltitlán y su expansión será una constante en el periodo de Claudia Sheinbaum.
A la futura presidenta le tocará presenciar y enfrentar numerosos casos de ese tipo.
Una sociedad harta de la violencia de los cárteles se levantará en otros estados y en diferentes condiciones.
En especial se debe observar el caso de Chiapas donde existen sutiles evidencias de que el zapatismo de 1994 -aquel que apareció en medio de una sucesión presidencial-, prepara un nuevo levantamiento en 2024.
A 30 años de distancia el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) puede volver a las armas ante un Estado omiso y un gobernador cómplice como es Rutilio Escandón Cadenas.
Durante el periodo de AMLO se acumularon demandas y exigencias sociales sobre seguridad que nunca fueron atendidas.
Ahí están decenas de colectivos de madres buscadoras que nunca fueron recibidas.
Al contrario, fueron dolosamente ignoradas.
Todos esos reclamos de municipios y ciudades enteras son pequeñas cargas de pólvora que van a estallar en los siguientes años.
Esa será otra de las herencias que recibirá Sheinbaum.
La señora no solo tomó el bastón de mando, también enfrentará las consecuencias de las omisiones de este sexenio.
cupula99@yahoo.com
TAGSClaudia Sheinbaumcrimen organizadoDelfina GómezLópez ObradorTexcaltitlán