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Cúpula / No solo es Nacho Salvador, es todo el “Cártel de la Sierra Negra”.

Puebla, Puebla, lunes 8 mayo 2023 / Corría el segundo trienio del periodo de Mario Marín.

Su hermano Roberto recorría el estado buscando “candidatos de solvencia moral y económica”. En realidad solo le interesaba el segundo requisito.

La venta de candidaturas estaba en todo su apogeo.

Solo bastaba sentarse a negociar con quien se debía y cualquier sujeto con los recursos suficientes podía comprar una presidencia municipal.

Es menester recordar que la gobernanza del estado estaba en manos de Mario Montero Serrano y Valentín Meneses Rojas, mientras que Alejandro Armenta era el responsable del PRI estatal.

Así bajo esa mecánica de la compra de candidaturas, en la Sierra Negra -zona sureste del estado-, y en el valle de Tehuacán apareció un grupo de alcaldes abiertamente afines con la delincuencia.

Pero el nivel crítico apenas estaba por arrancar con la frase “lo mejor está por venir”.

Hoy aparecen voces nostálgicas que todavía añoran el morenovallismo y su forma de “ganar elecciones”. Algo completamente falso.

Moreno Valle no ganaba elecciones, las compraba. Incluso cooptaba con jugosas ofertas a los dirigentes de partidos de oposición.

En el periodo que el billete era el lenguaje central del ejercicio político apareció la modalidad de obras “Peso sobre peso”.

El gobierno del estado aportaba el 50 por ciento de un proyecto y el Ayuntamiento otro tanto.

Pero por supuesto las constructoras y casas de materiales eran elegidas desde Casa Puebla.

En realidad el sistema “Peso sobre peso” era un método para hacer negocios por debajo de la mesa y entregar obras de relumbrón que tanto fascinaban al morenovallismo.

En ese contexto bastaba que un presidente municipal firmara el referido acuerdo para que se convirtiera en “un valioso aliado” y por lo tanto en intocable.

A la par de ese sistema de negocios con la obra pública surgió el boom del huachicol, actividad criminal que sospechosamente Facundo Rosas Rosas y Víctor Carrancá Bourget nunca pudieron combatir.

Que extraño.

En prácticamente todos los municipios del estado, pero especialmente en la Sierra Negra -allá donde no hay gasolineras-, aparecieron expendios de huachicol.

En cada cabecera había hasta cuatro o cinco puntos de venta de combustible robado, pero los ediles nunca se enteraron.

Por los caminos serranos circulaban camiones torton con esos enormes bidones que llevaban el huachicol hasta los municipios más apartados.

Pero de manera enigmática los policías estatales de Facundo nunca vieron algo sospechoso.

De la misma forma comenzaron a proliferar las “narcotienditas”, lugares donde se venden enervantes, pero principalmente el novedoso “cristal”.

Esta descripción de los años marinistas y morenovallistas nos muestra como el ejercicio público en los municipios se fue descomponiendo y degradando.

En esos años Ignacio “Nacho” Salvador, ex presidente de Ajalpan de extracción priista ya había brincado al morenovallismo y era candidato a diputado local por el partido Nueva Alianza (Panal), llevando como su compañero de fórmula a David Celestino ex alcalde de Coyomeapan.

En una plática con un modesto profesor normalista de la región nos confió las siguientes palabras: “esos cabrones son como un cártel… son el Cártel de la Sierra Negra”.

Desde aquellos años Salvador ya era el propietario de una ruta de camiones de pasajeros que circulan en toda la zona serrana por lo que el huachicol le ahorraba los molestos montos de las gasolineras establecidas.

En el 2010 Nacho nuevamente fue ungido por el morenovallismo como candidato del Panal a la presidencia municipal de Ajalpan e hizo campaña al lado de Martha Erika Alonso.

Las urnas y el voto cautivo de la sierra lo volvieron a favorecer.

Sin embargo luego del ascenso de Barbosa Huerta los privilegios del edil comenzaron a menguar hasta que un incidente lo puso contra la pared.

Al mediodía del lunes 30 de marzo de 2020 un grupo de sicarios se enfrentaron con elementos de la Policía Municipal de Ajalpan.

Al principio parecía una acción lógica de uniformados contra criminales, pero a las pocas horas se develó que fue un pleito interno entre un grupo criminal que obedecía al mismo Nacho Salvador y su jefe policiaco.

El suceso exhibió que el alcalde le daba protección a una célula que operaba con insignias del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Esa tarde el gobernador Barbosa Huerta ordenó la captura del edil.

Durante poco más de tres años huyó y anduvo a salto de mata protegido por sus aliados políticos de la Sierra Negra y por criminales de Tezonapa, Veracruz que están relacionados con los Zetas Sangre Nueva.

El problema del ex alcalde es que subestimó a la nueva administración estatal del gobernador Sergio Salomón Céspedes.

Pensó que el tema ya se había olvidado con el deceso de Barbosa y desde hace dos o tres meses se paseaba por toda la zona, hasta que la tarde del viernes 5 de mayo fue detenido por elementos de la Agencia Estatal de Investigación.

Sin embargo el tema de ninguna manera ha concluido.

Por toda la zona serrana circula el rumor de que los aliados de Nacho Salvador juraron vengarse de quienes lo traicionaron, comenzando por el actual alcalde de Ajalpan Sergio Sandoval Paniagua, quien tendría los días contados.

Queda claro que existe un grupúsculo, una cofradía criminal y como dijera aquel profesor normalista en realidad hay un “Cártel de la Sierra Negra”.

cupula99@yahoo.com


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