Cúpula / Eduardo Rivera, el futurismo y los ánimos sociales.
El alcalde Eduardo Rivera Pérez está encarrerado y se muestra desenfrenado. A paso veloz avanza rumbo al 2024 con la intención de obtener la gubernatura del estado.
Sobre el futurismo que juega el presidente municipal ya hemos abundado en el pasado.
Aparentemente su intención es convertirse en el candidato de una gran coalición opositora; luego de solicitar licencia a la alcaldía dejaría en el cargo a su “delfín” Adán Domínguez Sánchez, el gerente de la Comuna.
Pero el despliegue de Rivera Pérez es extraño. Es evidente que en estas declaraciones tiene un propósito ulterior, porque el mismo Eduardo sabe no tiene posibilidad alguna rumbo a 2024.
En primer lugar los números de la coalición Va por México que une a PAN, PRI y PRD no dan para alcanzar a Morena. En este momento el partido guinda es imbatible, imparable, tal y como fue el PRI durante 70 años.
En horas recientes el munícipe poblano convocó a la formación de una mega coalición que una a PAN, PRI, PRD, Movimiento Ciudadano (MC), Pacto Social de Integración (PSI) y por supuesto que lo postule a él.
Fue a un evento de Blanca Alcalá como una forma de “coquetear” y cerrarle el ojo al priismo.
Pero aún con ese mega bloque no es suficiente para alcanzar a Morena.
Esta es la era López Obrador y sobre su imagen se cimenta el nivel de aprobación e intención de voto que muestra su partido.
En segundo lugar Acción Nacional está en un momento de crisis, tanto así que su única figura competitiva es el diputado federal Santiago Creel Miranda y está muy por debajo de los números que tiene la Senadora María Lilly del Carmen Téllez García.
Todo el panismo desapareció de la escena principal y sus “grandes” ex gobernadores son impresentables. Javier Corral Jurado o Francisco García Cabeza de Vaca están postrados ante un futuro incierto.
La crisis del PAN no tiene antecedente y al igual que el PRI está en su peor momento.
En tercer lugar la imagen de Rivera Pérez está centrada, focalizada en la ciudad de Puebla. Pese a que fue presidente del Comité Directivo Estatal del PAN, el yunquista tiene escasa, mínima presencia en el interior del estado.
Nunca hizo amarres o alianzas con grupos regionales. En los municipios de Xicotepec de Juárez, Chiautla de Tapia o Ajalpan tiene mucha más influencia Genoveva que Lalo. Y eso ya es decir.
Sin embargo es evidente que Eduardo Rivera tiene una perspectiva realista y sensata del escenario político.
Entonces ¿qué busca? ¿qué pretende realmente?
Todo indica que solo busca aparentar que juega por el 2024 para mantener una preeminencia dentro del albiazul y poder colocar un perdedor a modo. De esa forma seguirá detentando el control del PAN durante el próximo sexenio.
Es decir convertirse en un cacique azul.
Pero el problema de todas esas expresiones futuristas es que crean un ánimo y efervescencia sociales.
Y esto ocurre en todos los niveles.
Hace unas semanas apuntamos que en la esfera nacional hay grupos que son más claudistas que Scheinbaum o más marcelistas que Ebrard.
Finalmente -y a la vieja usanza-, desde Palacio Nacional se ungirá a la figura designada; los no favorecidos tendrán que aceptar la decisión.
Pero en el ánimo social siempre quedarán sectores lastimados, incluso agraviados. Esto es lo que sucede cuando se crean falsas expectativas.
Lo más probable es que para 2024 en Casa Aguayo ya tengan un grueso expediente sobre todos los negocios que hizo el Yunque en esta administración y puedan controlar sus impulsos futuristas.
Los parquímetros solo son uno de varios negocios, pero hay otros que no se pueden auditar como los permisos de uso de suelo y las licencias de construcción que están negociando en el Charlie Hall.
Podrán controlar las ansias de novillero, pero lo que no se podrá manejar será el ánimo, la efervescencia de los grupos de la tradicional sociedad poblana.
Al tiempo.
cupula99@yahoo.com
TAGS