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Cúpula / Criminales buscan “calentar” paraísos poblanos.

En días recientes se registraron sucesos violentos en tres puntos que son atractivos turísticos en la entidad.

El asesinato de dos policías en Chignahuapan; el atentado violento en Zacatlán que dejó dos muertos y 11 heridos y apenas ayer se encontró un cuerpo maniatado y amordazado en Xiutetelco, municipio cercano a Teziutlán.

Se trata de municipios que están haciendo grandes esfuerzos para posicionarse como puntos turísticos.

En especial Chignahuapan se puede considerar un modelo exitoso.

Pero las bandas delictivas insisten en tomar bajo su feudo esas zonas.

El problema esencial de la Seguridad Pública en el estado de Puebla lo hemos subrayado en muchas ocasiones.

A los presidentes municipales no les importa, no les interesa combatir el verdadero generador de la violencia que es el narcomenudeo.

En Altepexi hay una casa de narcomenudistas a tan solo dos cuadras de la presidencia municipal.

Toda la población sabe que esos sujetos están vendiendo “cristal” afuera de las escuelas, pero el alcalde Miguel Rafael Feliciano no se da por enterado.

La gestión del gobernador Barbosa Huerta y que secunda el fiscal Gilberto Higuera Bernal han impedido que los cárteles del crimen organizado se asienten en Puebla.

Pero semejan un equipo en el que solamente juegan el portero y el defensa central.

Todos los demás futbolistas nada hacen.

Es cierto que Raciel López Salazar traicionó la confianza que le brindó el Ejecutivo estatal y desatendió indicaciones precisas respecto al “pueblito” del penal de San Miguel.

Pero se debe reconocer que su estrategia de enfrentar al narcomenudeo fue la más efectiva que se ha visto en Puebla.

El 9 de abril de 2021 se informó de la salida de Raciel del gobierno del estado.

Pero los ocho meses anteriores detuvo al menos a veinte narcomenudistas en Tehuacán.

Era un “tiro” por semana; cada siete días caía un vendedor de narcóticos.

Y en el análisis forense de su celular se encontraban datos de otros hampones e iban por ellos.

Hemos explicado que la venta de drogas es el eje, el pivote de toda la telaraña delictiva.

Del narcomenudeo se desprenden las bandas dedicadas al robo de vehículos, de asaltantes en carretera, de robos a casa habitación, de lenones y tratantes de mujeres.

La venta de narcóticos es el eje del que se desprenden todas las arterias delictivas.

Al golpear el núcleo toda la estructura criminal se cimbra, se sacude.

Todo policía, todo buen policía debe tener la fiereza de un cazador.

Debe sentir el territorio como suyo y debe ver al criminal como una especie que amenaza su sobrevivencia.

La cacería debe ser implacable y recurrir a todos los métodos para perseguir la amenaza.

La delincuencia es cobarde, en cuanto ve un patrullaje eficiente, en cuanto ve que están cayendo otros malandros de inmediato se esconde.

Pero el cazador no debe cejar, ni transigir. Al contrario, debe recrudecer su ferocidad.

Eso representa un buen ejercicio policiaco.

Nada de abrazos y esas cosas.

Un grupo criminal tuvo la intención de “calentar” Atlixco el principal atractivo turístico del interior del estado y el gobierno de Barbosa Huerta lanzó una fuerte embestida.

Hoy se debe hacer lo mismo en los puntos turísticos de Chignahuapan, Zacatlán y en la zona de Teziutlán.

Y no permitir que la plaga crezca.

Como siempre quedo a sus órdenes.

cupula99@yahoo.com


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