Seleccionar página

Cúpula / Citlalli gira 180 grados ante el brazo operador del barbosismo.

El recuerdo es inevitable. Hace un par de años Minerva Citlalli Hernández Mora visitaba Puebla para respaldar las aspiraciones de Claudia Rivera Vivanco.

Citlalli, Bertha Luján Uranga y por supuesto Eloísa Vivanco eran el ala defensiva de la señora que soñaba con reelegirse y continuar al frente del Charlie Hall.

En más de una ocasión aquella triada lanzó acres embestidas contra el gobernador Barbosa Huerta, quien nunca respondió.

Siempre se mostró ecuánime, sereno y esperó a que la realidad hablara por sí misma.

En los hechos Rivera Vivanco perdió la elección, pero no solo eso; su imagen era tan funesta que arrastró consigo a Morena en toda la Zona Metropolitana de Puebla (ZMP).

Hoy a más de un año de la noche del 6 de junio de 2021 poco queda de la presencia de Claudia.

Citlalli y Bertha dejaron de visitarla.

Su otrora Consiglieri Alejandro Armenta -el gran urdidor de muchas acciones municipales-, ya no le pide que lo acompañe en sus giras.

Y en ninguna de las asambleas de Morena es requerida.

Ahora Citlalli da un giro de 180 grados y viene a Puebla a apoyar a un barbosista.

En realidad son las expresiones del apoyo de Claudia Sheinbaum quien envía a Hernández Mora a respaldar al principal brazo operador del finado gobernador Barbosa; el hombre que tiene tentáculos en los 217 municipios del estado; que sostiene un diálogo permanente con los diputados locales y que de hecho conduce a Morena en la entidad.

En los últimos días mucho se especula sobre el futuro de Julio Miguel Huerta Gómez.

Es prematuro saberlo, pero es evidente que todos los suspirantes presidenciales requieren de los votos que ofrece el estado de Puebla -el cuarto padrón electoral más grande del país-, y de manera particular necesitan del apoyo del brazo operador del barbosismo.

No podemos anticipar lo que sucederá, pero si hay algunos elementos básicos.

PRIMERO.- El ejercicio y la función de Huerta Gómez no se debe evaluar en relación a factores internos, sino al servicio que pueda brindar a quien sea la candidata o candidato presidencial.

Sea quien sea requerirá de la operatividad de Julio.

SEGUNDO.- Huerta estará en una posición privilegiada y decidirá sobre candidaturas a diputaciones federales, locales y presidencias municipales.

TERCERO.- Contrario a lo que sucedió con el melquiadismo, el marinismo y el morenovallismo, en este caso el barbosismo sobrevivirá más allá de su periodo y esto se debe a la capacidad operativa de Julio Huerta Gómez.

Al tiempo.

MORENA NACIONAL DEBE VER AL PRI DEL AÑO 2000.

 De manera pausada Morena nacional está entrando en una vorágine de confrontación interna cuyas consecuencias no están dimensionando.

Hace meses escribimos que hay grupos más claudistas que Sheinbaum o más marcelistas que Ebrard.

Los riesgos de la confrontación interna no se perciben de manera inmediata; son como síntomas que poco a poco van emanando. En Coahuila apenas inicia el rompimiento y las secuelas son imprevisibles.

México tiene un ejemplo palpable de la forma en que los procesos internos pueden convertirse en factor de unidad o de fractura.

El caso emblemático es el PRI del año 2000. El entonces presidente Ernesto Zedillo -el gran beneficiado del magnicidio de Lomas Taurinas-, urdió devastar al priismo desde adentro y para ello ideó una “consulta interna”.

Permitió que el PRI abriera el juego a una puja entre militantes que aspiraban a llegar a Los Pinos.

De inmediato cuatro suspirantes se registraron: Francisco Labastida Ochoa, Roberto Madrazo Pintado, Manuel Bartlett Díaz (sí el mismo que ahora es emblema de la Cuarta Transformación) y Humberto Roque Villanueva.

En el fondo los ataques y denuestos polarizaron y confrontaron a las bases priistas, a los sectores y grupos regionales.

Lo cierto es que la llamada “consulta interna” era otro round de los odios entre Zedillo y Carlos Salinas.

Finalmente Labastida arrolló; obtuvo 272 de los 300 distritos del país, contra 21 de Roberto Madrazo, cinco de Manuel Bartlett y cero de Roque Villanueva.

Pero el ánimo ya no era triunfalista. El abanderado salió de una confrontación encarnizada para enfrentar a un Vicente Fox que estaba fresco.

El partidazo se había fracturado y para un tecnócrata sin formación política como Zedillo fue fácil entregar el país al juego de una banal alternancia.

Y todo comenzó con una “consulta interna”.

En Cúpula hemos subrayado que no es posible que Morena pierda en 2024, aún se mantiene como fuerza hegemónica frente a una oposición sin cabeza.

Pero a este paso el partido lopezobradorista saldrá severamente raspado.

cupula99@yahoo.com

 

 


TAGS