En uno de los episodios más chuscos de la historia reciente de Puebla la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco solicitará licencia el miércoles 20, para buscar la reelección.
El punto tiene varias lecturas. En primer lugar la sociedad poblana, en distintos tonos, habrá de expresar su más enérgico y encendido rechazo a las intenciones reeleccionistas de la presidenta. Si este periodo es considerado como el mayor desastre que haya visto la Angelópolis, para los poblanos una hipotética reelección es impensable e imposible.
No importa que la Secretaria General de Morena Citlalli Hernández impulse sus ambiciones, Claudia no tiene la más remota posibilidad de continuar ocupando el despacho principal del Charlie Hall.
Estamos ante una intentona sin pies, ni cabeza, pero que refleja de cuerpo entero a una persona que siempre ha estado desconectada de la realidad.
Aquí el punto central es cuántos días durará la licencia de Claudia. Solamente será un breve plazo; tal vez dos o tres semanas antes de que el mismo CEN de Morena la conmine a dejar de causar más estropicios políticos.
La situación de la ciudad de Puebla en nada cambiará; seguirá el mismo caos e ingobernabilidad. Con Claudia o sin ella la metrópoli no tiene cabeza; es un desorden completo, por donde quiera que se vea.
Los encargos especiales, es decir los intereses personalísimos de Rivera Vivanco los cuidarán Lourdes Rosales y el fiel escudero René Sánchez Galindo.
Claudia nada obtendrá en este juego por postularse. Nada. Ante la opinión pública es mucho más lo que pierde. Los ciudadanos por los menos quieren ver un último esfuerzo de gobierno y no un oportunismo lastimoso, destinado al fracaso.
Dulcería poblana.
Fue debut y despedida la carrera política del junior Chucho Morales.
Jesús Morales Rodríguez -hijo de Morales Flores-, fue Secretario de Seguridad Pública estatal durante 22 meses. En ese periodo se registró un aumento del 70 por ciento en las tomas clandestinas de huachicol pasando de 776 a 1 mil 318; asimismo durante ese lapso los barones de la delincuencia organizada siguieron controlando su feudo en el fatídico “Triángulo Rojo”.
La carrera policiaca de Jesús fue parte de las cuotas que el clan Morales recibió por su postración ante el morenovallismo.
De ninguna manera debe verse como una “negociación”, que sería un acuerdo entre iguales. Lo que se dio entre los señores Morales Flores y el pasado régimen fue un sometimiento, una postración. En alguna ocasión Manlio Fabio Beltrones públicamente los reprendió por esa actitud sumisa.
Luego de la caída del Agusta XE-BON, los Morales se unieron al grupo de las viudas del morenovallismo.
Hoy en un intento por volver a obtener privilegios Jesús Morales Rodríguez anunció su filiación panista y registro como precandidato a la diputación federal por el distrito de Tepeaca, región donde su papá tiene una supuesta estructura. Lo cual no es cierto. El único andamiaje que hay en esa zona es de Mario Rincón González.
El pasado viernes 15 de enero el gobernador Barbosa Huerta fue cuestionado sobre las aspiraciones de este polémico personaje. Las palabras del ejecutivo deben leerse como el anticipo de un inminente proceso penal contra el ex Secretario de Seguridad.
“No lo conozco (a Jesús Morales), conozco de sus travesuras, sí, sí las conozco, y créanme que se va a aplicar la ley más allá de la candidatura, porque en lo que estuvo metido el señor Morales no es menor, eh, no es menor”.
Lo que el mandatario adelantó es que hay suficientes evidencias jurídicas para procesar acciones oscuras. Bueno, simplemente hay que recordar de dónde viene el policía. Dice el refrán “De casta le viene al galgo”.
Los intentos del junior Chucho por hacer carrera política fueron debut y despedida.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com
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