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La alcaldesa Claudia Rivera Vivanco aún no acepta que su trayectoria política concluyó. Está en una fase de negación; rechaza aceptar la realidad y no busca quien se la deba sino quien se la pague.

Sus declaraciones son enormes excusas sobre las cifras; asegura que hubo anomalías; busca pretextos para tratar de desvirtuar la elección; quiere cerrar los ojos ante el enorme rechazo social que hay en su contra.

En toda la entidad Morena demuestra evidente supremacía; únicamente en Puebla capital y la zona conurbada el efecto Claudia generó un desastre electoral.

En Cúpula lo apuntamos desde hace dos meses: en su caída Rivera Vivanco arrastrará a otros candidatos. Y la realidad superó los pronósticos.

Hoy la señora trata de negar los hechos de la jornada y su credibilidad se hunde aún más. Tratar de argumentar un mega fraude electoral es una tarea vana que los poblanos ven como una reacción que está fuera de la realidad.

Rivera Vivanco perdió y los poblanos celebran esa derrota. Su persona es non grata en miles de hogares que padecieron su desgobierno.

Las imágenes no mienten. El rostro de Claudia exhibe una enorme amargura, pero sobre todo un resentimiento descomunal. Siempre se mostró intolerante y colérica. Pero hoy todos esos elementos se están licuando en su interior.

Declara que buscará la dirigencia estatal de Morena y lo peor que puede suceder es que Bertha Luján Uranga y Citlalli Hernández Mora consideren darle el puesto como un premio de consolación.

Si lo declaró es porque ya lo platicó con Eloísa Vivanco.

Lo siguiente en suceder sería ver a Claudia recorriendo el estado, dinamitando y enfrentando a todas las corrientes de Morena.

El socavón de Juan C. Bonilla sería una pequeña coladera en comparación al desastre que causaría como dirigente partidista.

Claudia tiene una personalidad caótica. Todas sus acciones están destinadas a guardar las apariencias de sus verdaderas y corrompidas intenciones.

Rivera Vivanco no sabe construir; no tiene la mentalidad de desarrollar y edificar; no es propositiva y mucho menos proactiva.

Es una persona con muchos resentimientos sociales que la llevan a actuar de una forma destructiva, siempre chocando y conflictuando con los demás. Incluso con una ciudad.

Con una enorme mezquindad ahora el Ayuntamiento decide dejar tirado el problema del ambulantaje y declaran: “Que Eduardo Rivera se encargue del reordenamiento”.

Ese es el verdadero rostro de Claudia: generar un problema y luego dejarlo botado. Que otro lo recoja.

¿Dónde está el sentido cívico? ¿Dónde la responsabilidad social?

Si Claudia llega a la dirigencia de Morena provocará desastres regionales y llevará a todos los grupos a una confrontación mayor rumbo al 2024.

Ojalá Bertha Lujan -una mujer madura-, reflexiona sobre el caso Puebla e impida una catástrofe.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com


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