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El sábado 2 de junio Puebla se conmocionó luego del doble homicidio de carácter político perpetrado en una carretera de la Sierra Norte. Sujetos hasta el momento no identificados privaron de la vida a Juana Irais Maldonado Infante, candidata a diputada local y a Érika Cázares regidora en funciones. El hecho causó una ola de indignación, de aflicción y auténtica solidaridad con los deudos.

Pocas horas después la candidata de la coalición Por Puebla al Frente publicó un tuit esperanzador que causó un sismo en la clase política. A la letra la abanderada apuntó: ‘Exijo a @FiscaliaPuebla esclarecer el homicidio de Juana Maldonado y Erika Cázares. Los responsables deben ir a la cárcel. Si @vcarrancab no puede, que renuncie’.

El solo tuit sacudió a la cúpula política en el momento de mayor efervescencia electoral. Pero luego de eso nada, absolutamente nada ocurrió.

La Fiscalía del Estado tan afecta a presentar con bombo y platillo sus escasos logros, hasta el momento no ha revelado cuál es la situación y estatus procesal de los dos grupos de detenidos. En horas posteriores al atentado la Policía Federal detuvo a unos sujetos armados. Días después se aseguró la detención de otro grupo de personas.

Pero hasta el momento la dependencia no ha revelado el estatus de las investigaciones; tampoco se ha dicho cuáles son los argumentos que esgrimen para la detención de esos probables responsables; mucho menos se ha vertido cuál fue el móvil del doble homicidio político. Sobre todo nada se sabe de los autores intelectuales del crimen. Puebla espera que Carrancá diga quién ordenó la muerte de Juany y Érika.

Absolutamente nada de eso ha ocurrido. Carrancá, el eterno viajero, fiel émulo de Blanca Alcalá, aún no explica qué estaba haciendo en el Cono Sur cuando Puebla atraviesa por el momento más álgido en materia de seguridad pública.

El problema de fondo es que en este momento la mera remoción de Carrancá sería inútil y estéril. En torno al malogrado funcionario se tejió toda una red de pequeños burócratas inoperantes, apáticos e indolentes.

El caso emblemático lo es Jaime Huerta Ramos quien incluso ha ocupado su cargo de ‘Fiscal Regional’ para proteger a sus recomendadas. Fue Huerta y no otro quien colocó a Luz del Carmen Ponce Rivera como fiscal responsable en Tehuacán. Y lo único que logró fue que esa ciudad tenga el índice más alto de homicidios dolosos sin esclarecer.

En los últimos años en Tehuacán la violencia se desató a niveles nunca antes vistos. En ocasiones se registran hasta dos o tres asesinatos por semana. A esto habría que agregar los crímenes que se perpetran en la región de Nicolás Bravo, Chapulco, Cañada Morelos y que son secuelas de la presencia del crimen organizado.

Empero pese a que en Tehuacán la situación es por demás grave y alarmante, la fiscal Luz del Carmen Ponce Rivera jamás se encuentra en sus oficinas; nunca atiende a las víctimas de los delitos; jamás se ha dignado a recibir a empresarios y comerciantes que han sido afectados en su patrimonio. Se cuentan por decenas los nombres de protagonistas del sector privado que han buscado a la fiscal y que pueden dar testimonio que nunca se encuentra en sus oficinas.

Esto ha logrado que Tehuacán tenga el índice más alto de asesinatos sin esclarecer.

Si a estas alturas del partido la candidata Martha Erika Alonso Hidalgo cumple con la remoción de Carrancá el grave riesgo sería que la fiscalía cayera en el juego del gatopardismo. Cambiar todo para que siga igual.

En ese caso el fallido fiscal todavía tendría la facultad y la influencia para proponer a su sucesor o mejor dicho a su sucesora. En medio de la ola rosa, del furor feminista que cubre el estado, algunas voces aseguran que Víctor Antonio será sustituido por una mujer. Alguien como la fiscal Luz del Carmen Ponce Rivera.

Es decir la misma versión de Carrancá, pero con faldas.

La realidad desde hace años la describimos. El morenovallismo es una impresionante maquinaria de eficiencia y operatividad financiera; tiene una capacidad sin igual para desplegar y aplicar recursos. Pero desde hace mucho lo apuntamos, en materia de seguridad y de procuración de justicia el régimen no tiene quien le escriba.

La presencia de Facundo Rosas Rosas, los fatídicos ‘Chuchos’, Jesús Rodríguez Almeida y Jesús Morales Rodríguez, pero sobre todo la permanencia del impresentable Víctor Antonio Carrancá Bourget revelan que la debilidad fatal, el talón de Aquiles del morenovallismo son la seguridad y la justicia.

Lo peor que podría ocurrir en este momento no es que se sostenga a Víctor Antonio. Lo realmente fatídico sería que le permitan proponer a alguien de su séquito de indolentes.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.


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