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La pregunta es: ¿Realmente existe Morena como un partido autónomo y con vida propia? En absoluto, el membrete nombrado ‘Movimiento de Regeneración Nacional’ es como el aliento, como la sombra de Andrés Manuel. Sin él no existiría y jamás habría aparecido.

El gran fenómeno social y político del México contemporáneo se llama AMLO y Morena solamente es como el aura que le acompaña. En contrario sensu tanto el PRI como el PAN son instituciones ya constituidas cuya existencia y permanencia, aunque desastrosas, no dependen de un solo hombre.

El Partido del Sol Azteca también es otro partido membrete. Pero si Morena es el aliento de López Obrador el PRD representa las flatulencias de los Chuchos y Movimiento Ciudadano es un eructo de Dante Delgado.

La elección extraordinaria en Puebla nos deja varias lecturas.

Primera.- Evidentemente el grueso de las tropas lopezobradoristas no salieron a votar de la manera como lo hicieron en 2018 porque ni el nombre, ni la fotografía de su líder apareció en la boleta.

Insistimos Morena aún no es un partido en forma; todavía no se convierte en una institución con vida propia. Sigue en calidad de apéndice biológico del tabasqueño. Una elección local ni remotamente puede compararse con una puja presidencial. Esta es la primera razón en la diferencia de los números.

Segunda.- El panismo tiene una estructura con mayor solidez, antigüedad y formalidad; de manera especial ha permeado en la sociedad poblana desde hace décadas. Por esta razón, aún con candidatos que no son propiamente panistas la ola azul arrojó una votación muy decorosa.

Tercera.- Indiscutible, inapelablemente éste proceso fue un referéndum para las administraciones de Morena. La mañana del lunes 3, Claudia Rivera Vivanco salió a tratar de defender lo indefendible: una gestión que ha sido un desastre en todos los rubros: seguridad pública, ambulantaje, servicios municipales, relación con los sectores productivos.

La administración de Rivera es la muestra del colapso total y completo. Absolutamente todo su Ayuntamiento es un desastre. No hay un área que se salve. Pero sobre todo el tema doloroso para la sociedad poblana sigue siendo la inseguridad y la violencia que están presentes en cada colonia y junta auxiliar. Una ola delictiva nunca antes vista, jamás imaginada.

¿Y mientras tanto que hace la señora? Se puso tenis para salir a eventos públicos (y no faltaron los frívolos que le aplaudieron), se disfrazaba de catrina, viajaba por Viena y todavía se daba tiempo para traicionar a su benefactor Miguel Barbosa cuando negociaba bajo la mesa con Martha Erika Alonso y luego enviaba a su familia a apoyar a Alejandro Armenta. Esta es la fotografía, sin retoques, de la alcaldesa.

La realidad es que la presidenta es insostenible. Barbosa ya lo sintió en el momento en que el panismo se le fue a la yugular en la zona metropolitana.

Y si quiere recomponer la relación con la sociedad, el candidato triunfador deberá tomar acciones drásticas, radicales. Todos esos votos azules que marcaron una drástica diferencia son voces que no solo reprueban a Claudia, sino que también lo descalifican a él.

Barbosa tiene la tarea titánica de recomponer su relación con la sociedad poblana y si para ello tiene que hacer una poda a profundidad, tendrá que cortar cabezas, comenzando con la de Rivera Vivanco. Vale más un escándalo mediático de 48 horas que un trienio perdido.

La remoción de Rivera Vivanco no es un sentir, es un clamor. Y mientras más pronto atienda esas exigencias mejor podrá obtener la aprobación de esos sectores que hasta el día de hoy no están con él.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com


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