En horas recientes el tema de la Seguridad Pública confrontó a la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco con el gobernador Miguel Barbosa Huerta. Debe subrayarse que la discrepancia, la inconformidad partió de la presidenta municipal, no del mandatario, quien por cierto se ha mostrado prudente frente a las diferencias.
El tema de fondo es que el ejecutivo trae una estrategia bajo el brazo que pretende recuperar el clima de paz y tranquilidad que se perdió durante el morenovallismo con sus mandos policiacos Facundo Rosas Rosas y Jesús Rodríguez Almeida.
El clima de inseguridad y delincuencia es generalizado. Pero en Puebla capital cobra especial relevancia por la banalidad y la frivolidad conque la alcaldesa toma la crisis.
En horas recientes la funcionaria salió a defender la ‘autonomía municipal’ y la permanencia de Lourdes Rosales Martínez, su Secretaria de Seguridad Pública y Tránsito.
La realidad es la que hemos descrito en Cúpula de manera pormenorizada y detallada. Rivera Vivanco nunca ha sido barbosista.
Desde la campaña de 2018 tendió puentes con el morenovallismo y en particular con Martha Erika. Aún después de la caída del Agusta, Claudia sostiene compromisos morales con el equipo de Alonso Hidalgo. Estamos ante lazos que permanecen vigentes.
La presencia de todo un bloque de panistas – morenovallistas en la administración municipal demuestra la influencia que tienen sobre la presidenta.
Posteriormente en 2019, durante puja interna de Morena, Rivera Vivanco se fue con todo contra Barbosa y envió a su familia a apoyar públicamente a Alejandro Armenta. Las fotografías están en el archivo, para cuando sea necesario publicarlas.
La señora siempre deseó y esperó que Barbosa se desbarrancara en alguno de los dos procesos electorales. Pero nada de eso ocurrió.
Hoy es el gobernador y tiene el peor concepto de la alcaldesa. Sin embargo se muestra prudente y sereno frente a su verdadero plan.
En horas recientes Barbosa declaró: “Estoy ayudando a las presidentes y los presidentes municipales por el nivel de descomposición que tienen en esta materia. Lo mismo voy a hacer en cada ayuntamiento y quien no entienda eso, ¡Pues qué le voy hacer! no voy a controvertir con nadie, lo que deben entender es que vengo a ayudar y no a desplazar”.
El gobernante utilizará las facultades establecidas en las Constituciones federal y local para tomar el control de la Seguridad Pública.
Por primera vez Rivera Vivanco comienza a sentir que su frívolo poder se diluye. Sus declaraciones son pataleos estériles. Nada podrá hacer frente a lo que viene.
Barbosa prepara la sutil toma de la ciudad de Puebla; sin entrar en confrontaciones, sin caer en pugnas arrebatadas. El ‘estilo personal de gobernar’ se muestra sereno, sosegado, pero al mismo tiempo inmisericorde.
Todo el aparato de Seguridad Pública de la ciudad de Puebla tiene los días contados. Tanto Lourdes Rosales Martínez como José Tlachi Meneses permanecerán en calidad de maniquís. Porque los verdaderos mandos serán nombrados por Barbosa Huerta.
Sin embargo el gobernador también debe escuchar el clamor de los poblanos y lo que la sociedad quiere es que los temas se resuelvan de fondo, destituyendo a la persona que nunca debió llegar a la presidencia municipal.
Ya veremos si el fragor social es escuchado.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com
TAGS