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La defensa de los poblanos quedó de manifiesto cuando el gobernador Barbosa Huerta señaló que no iban a atender a pacientes foráneos en la entidad. La declaración fue un martillazo en el
escritorio de Zoé Robledo, director del IMSS, quien esperaba enviar a pacientes de la Ciudad de México a nosocomios poblanos.

En Puebla apenas comienza a despertar la percepción de la gravedad del problema.

El incidente de un hombre con problemas respiratorios en los portales de Cholula y la escena del Barrio de Los Sapos en que una persona es trasladada a una ambulancia se convirtieron en
alarmas que despertaron un poco el letargo poblano.

Pocos, muy pocos protagonistas sabían que el IMSS y el Estado de México tienen la intención de enviar a pacientes a la ciudad de Puebla. Y es que la desesperación de Robledo aumenta cada día.
Su intento de crear un gran recinto hospitalario en el Autódromo Hermanos Rodríguez de la Ciudad de México es la prueba de un alto funcionario que nunca entendió la gravedad de la crisis y
ahora busca recetas desesperadas.

La realidad es que las proyecciones de los modelos matemáticos arrojan que después de la tercera semana de mayo los hospitales de la Ciudad de México y del Estado de México serán insuficientes
para albergar a la enorme cantidad de pacientes con Covid-19.

Para la capital el escenario es desastroso.

Paulatinamente los hospitales se van saturando; primero los particulares y en horas recientes varios públicos.

En el Estado de México los municipios de Ecatepec, Naucalpan, Nezahualcóyotl ven con zozobra el crecimiento en las cifras de contagio. Ni remotamente tienen los hospitales para esta
contingencia.

En este contexto pretendían enviar a pacientes a la ciudad de Puebla. La negativa del gobernador Barbosa fue tajante, determinante. No se van a recibir, ni atender a pacientes foráneos.

Estamos ante la decisión política más dura que se haya visto en la historia reciente de la entidad.

Esto puede desembocar en críticas contra el ejecutivo estatal.

Pero lo cierto es que Barbosa está sitiando Puebla, la está blindando de un escenario en el que no se podrían atender a los pacientes poblanos.

La decisión es en extremo severa, pero es la única forma de garantizar camas y atención médica a los convalecientes locales.

La pesada mano de Barbosa quedó nuevamente demostrada en la propuesta para modificar el Código Penal y sancionar hasta con seis años de prisión a quienes agredan o discriminen a personal de salud. Con esta iniciativa Puebla toma la delantera en la protección de médicos, enfermeras, camilleros que hasta el momento sufren toda clase de ataques y agresiones.

El estilo personal de gobernar es en extremo riguroso. Pero las circunstancias son las más graves de la historia y merecen una reacción de gobierno que sea acorde y correspondiente a los
tiempos.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com


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