Sus excesos fueron de sobra conocidos; derroches injustificados, grotescos y alardes de potentado.
Leoncio Paisano desgobernó San Andrés Cholula con una terrible falta de sensibilidad y tacto. Pero el futuro ya lo alcanzó.
En horas recientes se informó que la Auditoría Superior del Estado encontró un daño patrimonial por 42 millones de pesos al municipio. El proceso de fiscalización apenas inicia, por lo que se espera que en los próximos meses se acumulen mayores evidencias de desfalcos y anomalías.
Paisano perteneció a esa generación de alcaldes que ocuparon la silla por un cuatrienio. Es una costumbre ver que al primer año de gobierno muchos ediles ya se sienten dueños del palacio municipal, pero en un periodo de cuatro años con ocho meses, el delirio y la parafernalia se desbordaron.
Los alcaldes se sintieron monarcas y eso fue precisamente lo que sucedió con Leoncio. El Ayuntamiento que encabeza Karina Pérez Popoca habrá de contribuir con evidencias jurídicas y administrativas para que esas observaciones de la ASE lleguen ante la Fiscalía Anticorrupción y se proceda con todo rigor.
La realidad es esa: Leoncio tiene un pie en el penal de San Miguel.
Hay otros que también deben ser llamados a cuentas. No se debe olvidar a Inés Saturnino de Tecamachalco o a Pablo Pérez Maceda de Tlacotepec de Benito Juárez, ambos pésimos alcaldes y peores administradores.
Pero jamás debe omitirse que durante el periodo de ambos la delincuencia organizada se asentó en sus municipios. Y ese es el peor crimen.
Miscelánea poblana.
Melquiades, respetable político retirado, pero sin posibilidades de volver.
Se comenta que el exgobernador Melquiades Morales Flores se pasea y se placea en distintas zonas de la ciudad de Puebla.
Morales está cumpliendo uno de sus deseos. Desde que inició su sexenio expresaba a sus allegados: “Cuando termine mi gobierno quiero pasear por las calles, como lo hacía el Doctor Toxqui, saludando a la gente”.
Lo que se narra en horas recientes es precisamente eso; el exgobernador cumple su sueño, su anhelo de recibir el respeto y el afecto de los poblanos.
Melquiades tiene la respetabilidad a la que debe aspirar todo político retirado. Reiteramos, retirado, jubilado; como si fuera un veterano de guerra.
Pero sin posibilidades de volver a la escena. Su era ya concluyó y nunca volverá.
¿Qué sucedería en el caso de otros ex mandatarios?
Manuel Bartlett podría caminar diez calles en el Centro Histórico sin que la gente le hable. Ya ha sucedido y es lógico. El tabasqueño disfrazado de poblano gobernó de espaldas a la clase política y a la idiosincrasia local.
Realmente no entiendo porque algunos le nombran “don” Manuel, ya que de respetable tiene muy poco. En realidad es el gran camaleón, el dinosaurio que cambia de color solo para satisfacer sus intereses personales. Ya lo vemos en la 4T convertido en un político omnipresente.
Ahora tiene más poder que cuando era priista y despachaba en Bucareli. Hoy ejerce un control incomprensible sobre el presidente López Obrador, de una manera que jamás lo hizo con los mandatarios tricolores.
Como gobernador Bartlett tenía esa extraña y desconcertante afición de rodearse por funcionarios “GQ”; como los personajes de la revista de moda masculina; altos, blancos, guapos. Como si hubiera una tendencia inexplicable y oscura.
Pero en el escenario actual Manuel podría caminar por las calles poblanas, sin pena, ni gloria.
Por su parte Mario Marín Torres no podría avanzar ni media cuadra sin que alguien le gritara: “¡Adiós Precioso!”. El hombre de Nativitas salió por la puerta trasera de la historia y siempre vivirá en las sombras.
Tony Gali Fayad sigue en abierta actividad social; antes de entrar a la minigubernatura tenía amigos y cuando salió tuvo más.
Pero volviendo al tema de Melquiades Morales podemos asegurar que así como fue un gobernador mesurado, también vivirá un retiro equilibrado.
Así lo veremos.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com
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