El documento tiene un nombre ostentoso y rimbombante. Se intitula “Acuerdo por el que se emite la Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad en el Sistema Eléctrico Nacional”. Fue publicado en el Diario Oficial de la Federación (FOD) el viernes 15 de mayo.
La norma excluye de manera permanente la inversión privada en la generación de energía eléctrica y por ende coloca a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como el monopolio absoluto que fue durante los sexenios priistas.
Las reacciones se desataron de manera airada. Consorcios que ya habían arrancado proyectos acusan que se bloquean fuertes inversiones; advierten que se provoca un nuevo choque con el sector empresarial y que esto habrá de derivar en una oleada de amparos, así como litigios ante instancias locales e internacionales.
En específico se mencionan proyectos de energía eólica y solar que ya estaban en marcha en los estados de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas con inversiones de cientos de millones de dólares.
Pero nada es ajeno al quehacer del gran tejedor de componendas e intrigas políticas al interior de la 4T.
Es impresionante la influencia, la capacidad de convencimiento y el manejo que Bartlett ejerce en el presidente de la República.
La lectura de los trasfondos políticos, nuevamente coloca a Manuel como el gran urdidor del acuerdo que busca reafirmar a la CFE como monopolio absoluto en la generación de electricidad.
Al tiempo que bloquea energías renovables y limpias, Bartlett afianza los convenios comerciales para la compra de cantidades descomunales de carbón.
Desde junio de 2019 se publicó que la CFE compraría 330 mil toneladas de carbón en el mercado mexicano. Pero la estimación se fue a más del doble. Apenas el pasado 10 de marzo la Alianza de Productores de Carbón anunció un acuerdo para la venta de 735 mil toneladas, anticipando que el contrato se podría ampliar hasta los primeros meses de 2021 para proveer un millón 100 mil toneladas del mineral.
Se trata de los volúmenes de compra más altos en la historia de México.
Y es inevitable presumir que Bartlett puede obtener un beneficio personal.
En un momento de la era global que insiste en la imperiosa responsabilidad de reducir el uso de carbón, la 4T se obsesiona en comprar cantidades exorbitantes, pero no solo eso, sino que además bloquea a las tecnologías limpias.
Inevitablemente la oscura mano de Bartlett está detrás de todo este juego perverso, disfrazado de “premisas nacionalistas”.
Nada más alejado de la realidad.
En México se han exhibido las componendas entre el titular de la CFE y el Senador Armando Guadiana Tijerina, emanado de Morena, quien es el cabildero y operador de los empresarios carboneros del país.
Pero Bartlett no se limita a conducir intereses en México, sino que incluso ha llevado a la CFE al tablero de las grandes transacciones y adquisiciones globales.
En abril de 2019 la CFE realizó una compra a la empresa suiza Glencore International AG por un total de 4 millones 94 mil toneladas de carbón. De hecho nunca se aclaró cuál fue la suma, en qué términos y a través de qué canales e instituciones bancarias se realizó la transacción.
Nunca antes, ni siquiera en sus años como priista, Manuel Bartlett tuvo la bolsa de recursos con la que ahora cuenta para hacer compras y movimientos internacionales. Y como sabemos, para el funcionario importan mucho más sus intereses familiares que los de la nación.
El “Acuerdo” que rompe las posibilidades de que la iniciativa privada participe en la generación de energía eléctrica debe leerse como otra expresión del enorme e inconcebible manejo que Bartlett ejerce en el presidente de la República.
El viejo pecador del priismo, hoy “redimido y purificado” por el halo inmaculado de Morena, en realidad sigue operando como lo hizo en décadas de turbio ejercicio político.
No importan las pruebas presentadas sobre empresas y bienes inmuebles; tampoco que el junior proveedor venda artefactos con precios inflados a varias secretarías y dependencias federales; mucho menos que constantemente se recuerde el oscuro pasado de Manuel al frente de la Secretaría de Gobernación y la Dirección Federal de Seguridad.
Nada de eso importa, con “el Acuerdo” queda claro que el funcionario cada día es más poderoso.
Bartlett es protegido a niveles inexplicables.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com
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