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Hace unos años tuve la oportunidad de conocer a un respetable General del Ejército Mexicano cuando fue nombrado jefe de Seguridad Pública en un municipio poblano. Se trataba de un hombre de poco más de 60 años de edad, honorable, escrupuloso, recto. Pero el problema comenzó cuando el alcalde le dijo:

– Mi General, espero que la próxima semana me presentes tu plan de seguridad…

Y ahí comenzó el desastre. Con el paso de los días y las semanas me percaté que el militar no tenía idea de por donde comenzar. No sabía si iniciar por un operativo en el centro de la ciudad o por el contrario en las juntas auxiliares o en su defecto colocar retenes.

En ese momento -y con un poco de sentido común-, me di cuenta del problema que tenía el General: en toda su carrera nunca le habían pedido que presentara una propuesta, que diseñara una estrategia, que tomara una iniciativa.

En sus 40 años de servicio a las fuerzas armadas el hombre siempre había recibido órdenes, pero nunca había tenido la necesidad de generar un pensamiento creativo. Debo suponer que lo mismo sucede con muchos militares y marinos que son convocados a tomar responsabilidades como mandos policiacos.

Si les dan la orden ‘Detengan a esa banda delictiva’, ellos van, tiran puertas, ventanas y muros; incluso arrasan con las viviendas vecinas. Fueron formados para escenarios bélicos. Pero desconocen el contexto jurídico y por eso muchos de los detenidos obtienen su libertad rápidamente.

En meses recientes, en diversos lugares del país, hemos visto que son ofendidos, insultados, agraviados, porque recibieron la orden de no responder agresiones.

Tan reprobable es el uso excesivo de la fuerza, como la falta de respeto a una gran institución.

Frente a las actuales condiciones de inseguridad y violencia, cuando tenemos un Nuevo Sistema Penal Acusatorio que es un marco adverso, esos mandos militares o navales están obligados a crear estrategias propias.

Forzosamente deben crear consejos en los que participen civiles, policías de carrera, expertos en Seguridad Pública, académicos. Todo en aras de presentar un proyecto integral de combate a la delincuencia.

Mientras no se constituyan órganos plurales esta violencia no cesará.

Dulcería poblana.

Al matrimonio Espinosa de la Sierra solo le falta una peregrinación.

La semana pasada José Juan Espinosa fue la voz central en una nota de la revista Proceso; después la Mesa Directiva del Senado de la República realizó un pronunciamiento para que cese el supuesto ‘hostigamiento’ en contra de Nancy de la Sierra. A este paso solo les falta una peregrinación desde Cholula hasta la Catedral para continuar con su espectáculo de victimización.

El problema es que en Puebla nadie le cree a esta pareja.

El gran problema, la enorme contradicción con la que se encuentran Nancy de la Sierra y José Juan es que en Puebla nadie les cree. No hay voces que secunden sus expresiones de presuntos ‘perseguidos políticos’. Los poblanos saben que la pareja ha utilizado la política para sus intereses muy particulares, pero nunca en favor de la sociedad. En Puebla nadie cree en su show.

Lucha contra la impunidad empieza por la reconstrucción de la Fiscalía.

Algunas voces pretenden culpar al gobierno de Barbosa Huerta de los feminicidios que ocurren en la entidad. Pero la galopante impunidad comenzó cuando el morenovallismo recortó el presupuesto de la Fiscalía, al tiempo que colocó como titular al sujeto más irresponsable que se haya visto: Carrancá Bourget. La recomposición iniciará el día que Higuera Bernal sea formalmente nombrado. Hasta entonces veremos el inicio de la restauración.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com


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