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Con estupor, con una fría sorpresa escribo estas líneas; me acaban de informar del lamentable deceso del periodista Mauro González Rivera. De inmediato entré a los portales para confirmar la noticia que me negaba a creer.

Nuestro querido Mauro fue un periodista íntegro de principio a fin. Fue Director de Prensa en el sexenio del gobernador Guillermo Jiménez Morales.

Más adelante durante años escribió su columna ‘Juicio’ en el diario Momento que dirigía otro entrañable amigo, Baraquiel Alatriste Montoto.

Fue en 1994, cuando visitamos a Mauro en sus oficinas de la 7 Oriente, ahí le pedimos la oportunidad de escribir una columna semanal en las páginas de Momento. No lo pensó, su respuesta fue inmediata: ‘Adelante ¿cuándo envías la primera?’

Fue González Rivera quien nos dio aquella primera oportunidad, fue así que nació la columna Cúpula.

En 1998, el gobernador Melquiades Morales Flores invitó a Mauro a integrarse como Director de Comunicación Social. Debe decirse con toda precisión; González fue objeto de una campaña negra, una guerra sucia operada por morenovallistas y dirigida desde la Secretaría de Finanzas. Pese a la bajeza Mauro nunca perdió la vertical y jamás se prestó a responder los infundios.

Nunca perdió ese trato cordial, ese saludo sincero y franco, jamás olvidó su hábito de platicar horas en la sobremesa. González Rivera tenía reuniones célebres, tertulias con Don Gabriel Sánchez Andraca, el maestro Alfonso Yáñez Delgado y otros periodistas, que eran verdaderas clases sobre el oficio.

Siguió con su trayectoria periodística, hasta hace unos días.

No podríamos enumerar todas las atenciones que recibimos de Mauro, un amigo siempre solidario y generoso.

Expresamos nuestras sentidas condolencias a su apreciada familia y a sus amigos de toda la vida.

A los hombres como Mauro González Rivera no se les dice adiós, porque de hecho nunca se van. Queda el ejemplo de su periodismo pulcro, íntegro, que se reflejó en una vida siempre mesurada y conducida en la ‘honrada medianía’.

No se le puede decir adiós a quien siempre estará entre nosotros. Lo apropiado es decirte: hasta siempre. Maestro, amigo y compañero te llevaremos aquí en el pecho.

Hasta siempre querido Mauro.

Dulcería poblana.

Ante los dos sismos del 19-S, México sigue exactamente igual.

Los sismólogos lo han advertido; ocurrirá un sismo de dimensiones devastadoras, algo verdaderamente terrible. Superior al terremoto de 1985.

Los hombres de ciencia saben cuál será la zona del epicentro. Un gran temblor se generará en ‘La Brecha de Guerrero’ una línea de 230 kilómetros que va desde Acapulco hasta Papanoa.

El fundamento de los cálculos señala que desde el año de 1911 no ocurre un sismo de fuerte magnitud en esa zona, por lo que la energía telúrica se ha acumulado y algún día habrá de liberarse en un movimiento sin parangón.

Solo que nadie sabe cuándo sucederá. Puede ser en un día o dentro de diez años, pero es un hecho que pasará.

Mientras tanto queda claro que los mexicanos, poco o nada hemos avanzado en materia de Protección Civil y cultura social ante los desastres.

Ni los gobiernos, ni la sociedad estamos preparados para un gran acontecimiento sísmico.
Han pasado 34 años desde aquel terremoto que golpeó la Ciudad de México y todos los vicios de las autoridades y los consorcios privados siguen latentes. Construcciones en lugares en donde no se deben hacer y con materiales de dudosa calidad.

En aras del lucro se sigue exponiendo la vida de miles de personas.

La naturaleza constantemente nos hace llamados de atención, como sucedió en 2017, pero la realidad es que nada hemos aprendido.

Estamos completamente expuestos.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com


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