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Desde el debate entre candidatos a la gubernatura Barbosa Huerta bosquejó su proyecto de seguridad pública para la entidad. Habló sobre la recomposición de las policías estatal y municipales; sobre el apoyo a la Fiscalía y la reestructuración de la impartición de la justicia.

Hace unos días el ejecutivo ofreció unas declaraciones y textualmente apuntó: ‘Tengo la mejor de las opiniones de Gilberto Higuera, tengo la mejor opinión, aparte de conocerlo de años atrás’.

Aquella hubiera sido una magnífica oportunidad para preguntar su opinión sobre Héctor Sánchez Sánchez, magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia y las condiciones en que ha conducido la impartición de la ley.

En ese sentido Barbosa ha sido en extremo prudente y mesurado, pero es claro que prefiere reservar su verdadera opinión sobre el desastre en que se encuentra el tribunal y la manera en que se ha denigrado la investidura de los magistrados y jueces.

El morenovallismo también corrompió esa institución con burdas y atrabiliarias designaciones. Personajes como Jorge Benito Cruz Bermúdez y José Roberto Grajales Espina, ungidos como magistrados son una grosería a los verdaderos juristas. Incluso la misma designación de Sánchez Sánchez fue una imposición. Son figuras que llegaron al cargo por componendas y enjuagues políticos.

A la presidencia del tribunal llegan decenas de quejas que nunca son atendidas. Si gustan, si quieren, podemos entrar en detalles y pormenores.

Esas figuras en absoluto representan el verdadero estudio del Derecho; jamás han tomado la ciencia jurídica como un compromiso social y nunca tuvieron una auténtica trayectoria dentro del Poder Judicial.

Barbosa Huerta fue un agudo litigante; conoce los recovecos y los sótanos de los juzgados. Sabe perfectamente lo que sucede dentro de Ciudad Judicial. E inevitablemente cuando arranque su proyecto de seguridad estatal su ruta atravesará por el Tribunal Superior de Justicia.

Y entonces los verdaderos, los auténticos jueces de carrera; los juristas con toda una vida de entrega habrán de ser reconocidos.

Al tiempo.

Dulcería poblana.

El comal le dijo a la olla; Blanca Alcalá regaña a Claudia Rivera.

La ex alcaldesa y malograda candidata a la gubernatura Blanca Alcalá Ruíz arremetió contra Claudia Rivera; textualmente le dijo: ‘A la capital se llega a gobernar y a dar resultados’.

¡Por favor! ¿A qué gobernabilidad se refiere esta señora? ¿De qué resultados habla?

Los tres años de funciones de Alcalá Ruiz fueron una gran campaña en la que se pedía a los poblanos que no tiraran ‘chicles’ en la calle. Se gastó decenas de millones de pesos en la imagen de una niña con capa.

Esa fue su única premisa de gobierno; su inaudita tesis para conducir la Angelópolis.

Por eso en 2016 cuando fue candidata, en las juntas auxiliares de Puebla la rechazaron. En la Romero Vargas o en San Jerónimo Caleras no reunía más de 80 personas. Quienes fueron sus gobernados le dieron la espalda en las calles y en las urnas.

La señora Alcalá piensa que los poblanos no tienen memoria. Muy lamentable.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com


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