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Uno de los hijos preclaros del priismo neoliberal, Emilio Lozoya Austin es salvajemente perseguido; su madre es formalmente detenida en Alemania y las cuentas bancarias de la familia están congeladas. En otro tablado, el otrora poderoso litigante Juan Collado sigue en prisión y todo indica que apenas está arrancando la cadena de acusaciones en su contra; además se revelan datos sobre movimientos del gobernador del M azo en Andorra.

Paulatinamente el PRI neoliberal, el de Salinas y Peña Nieto se hunde en un fango de lodo. Las señales son inequívocas; tarde o temprano la línea llegará hasta Luis Videgaray Caso y por consiguiente al mismo expresidente.

Todo el escenario, el tramado entero es la ceremonia luctuosa en la que están cremando los restos del ex ‘partidazo’, el instituto político más poderoso en el México del siglo XX.

El PRI está agonizando y su muerte es ni más, ni menos que dramática. De todas las generaciones de privilegiados y beneficiados; de todos aquellos que acumularon fortunas gracias a su cobijo, nadie levanta la voz en su favor. Todos contemplan como el barco se hunde y prefieren dar la espalda.

EL PRI fue el gran constructor del México del siglo XX. En ‘Un extraño enemigo’ la serie de televisión producida por Gabriel Ripstein hay una escena en la que Díaz Ordaz le dice a Echeverría, unas líneas semejantes a las siguientes: ‘Éstas Olimpiadas representan la mayoría de edad de nuestro país, es el símbolo de nuestra madurez como nación, nuestra Revolución y todas nuestras luchas culminan aquí’.

Y efectivamente el México de las instituciones fue una construcción de aquel partido. Solo que llegó la más corrupta, voraz e indolente clase jamás vista: el salinismo y comenzó a destruir lo que se había edificado por décadas. La serpiente devoró su cola.

Peña Nieto, el candidato de telenovela, el rostro plástico de un político prefabricado, solo fue la fachada de un neosalinismo salvaje que se proponía desmantelar lo que quedaba del Estado mexicano.

Hoy evidentemente la Cuarta Transformación está operando el deceso del PRI neoliberal. Las indicaciones son demoler, pulverizar cualquier posibilidad de que pueda reconstruirse.

En las elecciones intermedias, a la mitad del sexenio de AMLO ya nada quedará del tricolor. Será su abatimiento total, absoluto. A este paso tendrá menos posiciones que el Partido del Trabajo o el Verde Ecologista.

Se ha anunciado que en las próximas horas Emilio Lozoya difundirá un video en el que implicará directamente a Peña Nieto y a Videgaray. El exdirector de Pemex ‘cantará’ como Pavarotti con tal de negociar la liberación de su madre.

Al margen de estos casos sigue pendiente el ‘maxi proceso’ contra Carlos Romero Deschamps y otra investigación de gran calado contra los involucrados en ‘La Estafa Maestra’.

¿Qué quedará del PRI después de esa carnicería?

Nada, absolutamente nada.

Para Cúpula es motivo de reflexión recordar que el PRI del siglo XX construyó una nación de instituciones, aquel que efectivamente culminó en unas Olimpiadas. Un país que era ejemplo mundial, hasta que sus propios engendros lo devoraron.

Muere un México y nace otro. Que sea para bien de los mexicanos todos.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com


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