En horas recientes el gobernador electo Miguel Barbosa Huerta publicó una encuesta en la que pidió que sus seguidores votaran por la prioridad que se debe atender. Con el rubro de ‘Más y mejores policías’ los ciudadanos eligieron la seguridad como la más profunda demanda.
Sin duda ese es el mayor reto que enfrenta no solo Barbosa, sino toda la Cuarta Transformación. En la entrega del pasado lunes planteamos que el futuro de la izquierda de AMLO depende de los resultados que arroje en materia de Seguridad Interior y que pese al respaldo legislativo que tiene la Guardia Nacional, hasta el momento no se registran resultados positivos en el país.
Subrayamos que la referida guardia es la mayor fuerza policiaca jamás creada y que inevitablemente el sexenio de López Obrador será evaluado no por las refinerías, ni por Santa Lucía, sino por su capacidad para controlar la violencia que azota al país.
En la política local el periodo de Barbosa Huerta será medido con la misma vara en materia de seguridad.
Hasta el momento el mandatario electo no ha revelado quién será su Secretario de Seguridad Pública y aunque ha dibujado que será un perfil foráneo, Barbosa debe reconstruir una generación de policías experimentados que operen en toda la entidad.
Dice el doctor José Manuel Mireles Valverde que un aparato de seguridad estatal o municipal debe basarse en el conocimiento de la persona. Que el jefe policiaco, lo mismo que el velador de una bodega, debe ser conocido desde niño por toda la comunidad.
En Puebla recordamos que la crisis de inseguridad y violencia comenzó precisamente cuando Moreno Valle trajo a mandos foráneos.
Fue únicamente ésta Cúpula la que anticipó que sería un desastre traer a Puebla a Facundo Rosas Rosas, brazo derecho de Genaro García Luna, el operador del genocidio desatado por Felipe Calderón.
Como en tantos otros temas el tiempo nos vino a dar la razón. Facundo fue el padre del huachicoleo poblano y no debe olvidarse que hace unas semanas el columnista Alejandro Mondragón reveló que el general Eduardo León Trauwitz era visitante frecuente en la residencia oficial de Casa Puebla.
Es decir, fueron mandos foráneos los que recibieron carta abierta para operar en Puebla. Hoy todos esos grupos de huachicoleros están convertidos en bandas de asaltatrailers y son los mismos que vimos hace unos días instalar un retén falso a plena luz del día en la autopista Puebla – Orizaba, a escasos kilómetros del ‘Arco de Seguridad’ de Palmar de Bravo.
Si Barbosa busca recuperar la seguridad de las ciudades y regiones de Puebla puede traer un jefe policiaco foráneo, pero forzosamente deberá trabajar con operadores locales.
Concretamente nos referimos a Víctor Pérez Dorantes y Felipe Morales Escamilla, ambos fueron jefes de la Dirección Anti-Secuestros. De igual manera deben ser convocados jefes de la desaparecida Policía Judicial estatal como Andrés Clemente Romero y Joel Rosas Trejo.
El pasado mes de marzo una nota de La Jornada de Oriente señaló que Morales Escamilla y Clemente Romero habían salido de la Procuraduría por ‘malas prácticas’. Eso es completamente falso. Ambos fueron despedidos a la entrada del morenovallismo, porque eran operadores de la Procuraduría en tiempos del priismo.
El mismo caso ocurrió con Víctor Pérez Dorantes, uno de los mejores investigadores en secuestros que ha tenido Puebla y quien salió de la Procuraduría por revanchismos políticos.
El gobernador Barbosa Huerta tiene un reto descomunal. Hace unas semanas se comprometió a revisar las policías estatal y municipales en un plazo de 100 días.
El desafío es colosal. Pero sólo podrá lograrlo si tiene operadores policiacos locales. Aunque el próximo Secretario sea foráneo, de ninguna manera podrá prescindir de los cuadros que siempre han vivido en Puebla.
Al tiempo.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com
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