Lo que vimos en la Puebla de la última década fue un descarnado y salvaje pragmatismo. Brincar de un partido a otro; usar las siglas y los colores como si fueran una unidad de Uber solamente para llegar a otro punto y después olvidar; treparse en una corrupta lideresa sindical; comprar conciencias y luego tirarlas al bote de la basura.
La clase política (esa burbuja encerrada, ensimismada en su círculo rojo) piensa que el pueblo, la base social (el círculo verde), acepta y tolera los cambios de camiseta, el cambio de siglas como si fueran calcetines.
Nada más alejado de la realidad. Los grandes sectores de la población critican de manera acre,
inmisericorde a aquellos que cambian de partido y toman como natural remplazar las camisetas.
Hace unas semanas en un acto de Miguel Barbosa la exdiputada Geraldine González Cervantes fue abucheada; días después se soltó la rechifla en contra de los legisladores María del Carmen Saavedra Fernández y Hugo Alejo Domínguez.
En horas recientes Gerardo ‘Jerry’ Islas Maldonado fue severamente criticado en redes sociales por las palabras que vertió en una entrevista realizada por Rodolfo Ruíz. Aquel que fuera el cachorro consentido de Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle hoy reniega del grupo al que perteneció; le da la espalda a lo que siempre reverenció; hace unos meses despotricaba en contra de Barbosa y hoy le muestra su ‘adhesión’, en realidad su genuflexión.
Otra señora que se presentaba en el programa Juego de Troles como vocera de Alonso Hidalgo hoy
ya se fue a postrar a los pies de quien tantas veces atacó.
Denominamos el efecto ‘Jerry’ a todos estos casos que son públicos ejemplos de la falta de una verdadera ideología, a la ausencia de una elemental congruencia. Dicen que en política no hay principios, pero ya estamos viendo las consecuencias de la política sin moral.
Observamos a estos sujetos sin un ápice de solidez y coherencia que al brincar de un barco a otro se niegan a sí mismos.
Estos personajes nada le abonan a Barbosa; al contrario, solo le restan.
Del archivo de Cúpula.
El primer encuentro entre Pacheco Pulido y Miguel Barbosa.
Corría el año de 1992. En ese momento el protagonista con la trayectoria, los méritos y la respetabilidad para buscar la gubernatura de Puebla era Marco Antonio Rojas Flores; pero Salinas de Gortari tenía una deuda con Manuel Bartlett, por lo que impuso su candidatura.
Melquiades Morales Flores era el presidente del partido (entonces hegemónico); el caballero de la política, el amigo de grata memoria, Miguel Quiroz Pérez fue nombrado coordinador de la campaña y Guillermo Pacheco Pulido se hizo cargo de la Fundación Cambio XXI, (que a la sazón se convertiría en la Fundación Colosio).
Los foros se realizaron de punta a punta de la entidad. Desde Xicotepec de Juárez hasta Chiautla de Tapia. Por supuesto hubo un evento en Tehuacán y Miguel Ángel Martínez Escobar pensó que era una buena oportunidad para invitar a un hombre agudo, inteligente y con clara vocación política. Fue entonces cuando le sugirió a Pacheco Pulido el nombre de Miguel Barbosa Huerta para que participara como ponente en el foro de Cambio XXI.
La ponencia versó sobre la cultura política y Estado de Derecho. Bartlett y Pacheco quedaron gratamente sorprendidos. Esa noche ambos se despidieron de Barbosa con un abrazo. Don Guillermo nunca imaginó que 27 años después el destino político los volvería a colocar en posiciones cercanas.
La historia de aquella etapa de Puebla es ampliamente conocida. Pacheco Pulido se perfilaba para ser el Secretario de Gobernación del sexenio bartlista, pero el intrigante Jaime Aguilar Álvarez se encargó de urdir toda clase de bloqueos y mezquindades.
Esa es la historia. Pero en ésta etapa todo apunta que Pacheco Pulido entregará la gubernatura a Barbosa, por lo que vale la pena recordar aquel episodio.
Hace casi tres décadas el ejercicio de la política inteligente los acercó por primera vez.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com
TAGS