Toda democracia se basa en la pluralidad. La gama, el espectro de diferentes ideologías y bloques políticos es la base de toda sociedad democrática. Un país o un estado sin pluralidad sería una dictadura, de derecha o de izquierda, pero al fin y al cabo un monolito hegemónico.
El análisis político y periodístico siempre debe propugnar primero por una sociedad democrática y en segundo lugar una comunidad informada.
En los últimos días se ha publicado de extensa manera sobre el tema de los ‘contrapesos’ al poder del presidente López Obrador. El mismo mandatario reconoció la necesidad de esos grupos que persiguen el tan necesario equilibrio y ponderación que deben privilegiarse en todo régimen político. El ejecutivo federal incluso se permitió darle una serie de consejos a ese grupo de ‘contrapesos’.
En esta entrega de Cúpula abordamos la crisis del panismo local, pero también la necesidad de que se levante de la postración, como una manera de fortalecer un futuro contrapeso.
Es evidente que para el proceso extraordinario el albiazul poblano no representa una auténtica competencia electoral. Pero si desde este momento no se reconstituye y reorganiza no podrá levantarse en los próximos años.
El panismo sabe que está en medio de su mayor y más profunda crisis. Al escenario nacional debe sumarse el trance local.
Luego de la derrota de Ricardo Anaya Cortés, en todo el país el albiazul quedó en un estado de debilidad extrema. Hoy a través de sus bloques en el Senado y San Lázaro tratan de maquillar su desaliento generalizado, pero ni así lo logran.
La realidad es que el lopezobradorismo los avasalló, los aplastó y ante esto poco es lo que pueden hacer. A éste contexto en Puebla debe sumarse el factor de la pérdida de su líder absoluto, Rafael Moreno Valle. Fue una crisis dentro de otra crisis; como si el panismo hubiera caído en un túnel que está en el fondo de un foso. Esa es la descripción más cercana.
Pero aun así debe reconocerse que el PAN sigue siendo la segunda fuerza en el estado; que tiene una base militante con una profunda tradición en distintos municipios; que por toda la geografía poblana hay latidos azules.
Pero todo éste capital político solo podrá ser reactivado cuando el galicismo decida de una vez por todas tomar el control del panismo poblano. Y lo debe hacer ya. Solamente el liderazgo de Gali Fayad apoyado por la agudeza y sensibilidad de Banck Serrato podrán hacer que el ave azul resurja de sus cenizas.
En esta Cúpula de ninguna manera somos panistas; incluso somos críticos de la política conservadora y de derecha. Pero estamos firmemente convencidos de que la pluralidad y la formación de contrapesos son vitales para el desarrollo de toda sociedad.
Gali y Banck deben exigir al Comité Ejecutivo Nacional que les entregue la jefatura política en Puebla antes de que Genoveva Huerta termine por barrer las cenizas y botarlas en una coladera.
Otra de las encomiendas que deben cumplir es recomponer, reconstruir la relación con el panismo tradicional, dogmático y ortodoxo.
Por esta razón las dos cabezas deben impulsar la candidatura de un panista auténtico, genéticamente puro, congruente, moralmente sólido y que nunca ha ido en contra de los principios ideológicos del albiazul.
Sin duda Tony Gali y Luis Banck deben apoyar la candidatura de Paco Fraile García. Ésta sola acción puede ser el comienzo de una nueva era. El panismo poblano tardará años en recuperarse de su postración, pero éste puede ser el primer paso.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com
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