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Hace poco se anunció que el libro ‘Los demonios del Edén’ de la periodista Lydia Cacho será llevado a la pantalla grande. Convertir el texto original en guion cinematográfico es un proceso que se realiza desde hace meses.

El filme será una verdadera bomba de la que podemos anticipar su internacionalización inmediata, ya que es una producción conjunta de los gigantes Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro. El rodaje será dirigido por la cineasta jalisciense Patricia Riggen.

Sin duda será una denuncia de carácter mundial sobre la Trata de Personas.

De antemano nos atrevemos a asegurar que será una cinta del calado de ‘Spotlight’ de Tomas McCarthy quien retomó la investigación periodística del diario Boston Globe sobre la pederastia clerical en Massachusetts. El celuloide universalizó el desastre de la Iglesia Católica en los Estados Unidos.

De la misma manera ahora podemos anticipar que ésta cinta será una denuncia a nivel mundial.

Lo que aún no se sabe es si únicamente tratará la investigación del libro o se ampliará a la persecución que sufrió la periodista.

En caso de que se ciña al texto original será una imputación sobre la Trata de Personas, pero si se amplía a la persecución contra Cacho también será un documento revelador sobre el hostigamiento a la prensa mexicana.

Si este filme aborda el proceso penal contra la periodista entonces inevitablemente saldrá a la luz el personaje del exgobernador Mario Marín Torres. Y no solo él, sino también los miembros del aparato de justicia que estaba bajo sus órdenes. El mismo proceso penal y las grabaciones telefónicas evidenciaron las componendas política y judicial en contra de la periodista investigadora.

En el año 2005 esta columna Cúpula se escribía -tal y como ahora-, en DIARIO CAMBIO. Junto con Arturo Rueda y Mario Alberto Mejía fuimos parte del equipo periodístico que nunca calló ante la mayor crisis política que Puebla había visto.

El viernes 16 de diciembre de 2005 Lydia Cacho fue detenida en Quintana Roo y trasladada a Puebla. Ese día comenzó la pesadilla del gobernador Mario Marín; aunque él todavía no se daba cuenta.

La tormenta alcanzó su punto máximo el martes 14 de febrero de 2006 cuando el diario La Jornada y el noticiero de Carmen Aristegui hicieron públicas las conversaciones entre el ‘góber precioso’ y Kamel Nacif, el rey de la mezclilla.

Entonces se desató una catástrofe política sin parangón, ni antecedente. El caso llegó en dos ocasiones hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En su momento lo apuntamos textualmente: ‘Marín no tiene asesores y quienes lo rodean solo lo llevaron a una crisis aún más profunda’. Eran los días en que Carlos Loret de Mola entrevistó a Valentín Meneses Rojas quien aseguraba que las botellas de coñac eran ‘por el espíritu navideño’. De esa magnitud era el desastre de Marín y los marinistas.

Hoy sus efigies están a punto de ser inmortalizadas en una película que evidenciará que fueron parte de una cofradía funesta y fatídica. El Séptimo Arte hará su parte.

Los demonios del Edén’ se documentó en Quintana Roo, pero la otra mitad de la historia ocurrió aquí, en Puebla.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com


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