En los últimos meses Puebla ha visto hechos y sucesos jamás pensados; ni siquiera remotamente imaginados. Una elección constitucional acalorada, controvertida; un largo conflicto poselectoral, extremadamente convulso que detuvo la marcha del estado por meses; una legislatura caótica, tan anárquica como deplorable; un accidente aéreo de proporciones históricas, un hecho que aún miles de poblanos no pueden aceptar; luego otro agitado proceso pero ahora para elegir a un gobernador interino.
Toda esta cadena de sucesos generó un enrarecido, turbio ambiente político y social. Los diferentes grupos de la sociedad poblana se enfrascaron en una polarización nunca antes vista. Esto es lo que hemos denominado la Puebla convulsa; la entidad inmersa en sacudidas, conmociones y sismos políticos.
El arribo de Guillermo Pacheco Pulido al interinato abre la amplia posibilidad de serenar a ésta Puebla convulsa, agitada. El hombre es de sobra conocido en el círculo rojo; un profesional con mucha mano izquierda; sereno, sosegado, siempre metódico.
Hoy las generaciones más jóvenes de Puebla no saben quién es Pacheco Pulido; pero es un personaje con toda una vida entregada a la política. Fue diputado local, legislador federal, presidente municipal de la Angelópolis.
En el año de 1992 había dos fuertes aspirantes a la gubernatura: Guillermo Pacheco Pulido y el edil saliente Marco Antonio Rojas Flores. Fue en ese periodo cuando Manuel Bartlett recuerda un supuesto y cuestionable ‘origen poblano’ y logra ser postulado como candidato a gobernador. Las resistencias fueron naturales, normales, pero un visceral y colérico Jaime Aguilar Álvarez emprendió la intención de eliminar, borrar a la clase política local. Fue entonces cuando surgieron la generación de los ‘GQ’, los niños bonitos que tanto le gustaban a ‘don Manuel’.
Durante el sexenio bartlista el abogado Guillermo Pacheco Pulido se mantuvo a prudente distancia de los reflectores. Pero en 1998 con Melquiades Morales Flores se dio el retorno del auténtico priismo poblano. Entonces el jurista fue invitado a hacerse cargo del Tribunal Superior de Justicia.
Hace unas semanas su nombre volvió a ser mencionado como probable aspirante al interinato y desde el primer momento en ésta Cúpula subrayamos: es de los pocos que tiene la estatura para ocupar el cargo.
En uno de los momentos más álgidos y agitados de la vida pública de Puebla el nombre de Pacheco Pulido unió a priistas, morenistas e incluso panistas. Entre la clase política poblana su nombre es sinónimo de respetabilidad y madurez.
En los meses que estará al frente de la gubernatura don Guillermo habrá de enfocarse en apaciguar las aguas. Pero sin duda su gran tarea será establecer las condiciones para una elección extraordinaria equilibrada y serena. Sin el menor ápice de controversia o agitación.
Sin duda alguna el morenovallismo sin Moreno Valle habrá de mutar y transformarse en un nuevo movimiento, en un renovado grupo político.
Antonio Gali Fayad y Luis Banck Serrato son los dos principales activos de un grupo que no está eliminado, ni mucho menos borrado. Simplemente atraviesa por un momento crítico; una etapa de regeneración en la que habrá de reconstituirse y reinventarse. Al fin y al cabo de eso se trata la política.
Y don Guillermo es el ejemplo de que la política es un caleidoscopio de posibilidades.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com
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