Puebla, Puebla, martes 26 de septiembre de 2023 / El proceso sucesorio le otorga a la política su dimensión histórica.
Puebla nuevamente tiene una cita con el futuro y vale la pena repasar el pasado.
Hagamos un paseo por el tiempo.
El Doctor Alfredo Toxqui Fernández de Lara nunca mostró interés personal en elegir a su sucesor. Aquel galeno bonachón, amable y generoso dejó que el “partido” eligiera.
Por su parte el verdadero, el auténtico hombre fuerte de Huauchinango, Guillermo Jiménez Morales siempre tuvo en el profesor Jorge Murad Macluf un proyecto, pero una tragedia coartó lo que hubiera sido un porvenir luminoso para Puebla.
Con notoria irritación Mariano Piña Olaya tuvo que entregar la administración a Manuel Bartlett quien desde el primero día construyó un equipo propio.
Algunos de sus discípulos gozan de cabal vigencia.
Ahí están Ignacio Mier, Luis Antonio Godina y Jorge Estefan Chidiac; todos ellos hechuras de sus manos.
Por supuesto Manuel tuvo la intención de imponer a su sucesor.
Lanzó el aparato y recursos sin límite para posicionar a José Luis Flores Hernández quien quedó rebasado por el arraigo y el trabajo de décadas de Melquiades Morales Flores.
Un sexenio después el gobernador no quiso intervenir y dejó que Roberto Madrazo Pintado impulsara a Mario Marín Torres.
Una vez instalado Plutarco trazó en las nubes un sueño que ni siquiera Maximino Ávila Camacho osó imaginar.
No solo quería dejar a su sucesor sino a los próximos tres.
Después tocaría turno a López Zavala, en el siguiente sexenio Alejandro Armenta para finalmente entregar la estafeta a su hijo Mario Marín García.
Empero su fobia a la prensa crítica lo llevó a involucrarse en un tema del que era completamente ajeno; una venganza personal de Kamel Nacif cuyas secuelas se prolongan hasta estos días.
Así un PRI menguado y desacreditado perdió la gubernatura ante el proyecto que unió los esfuerzos de Elba Esther Gordillo y Felipe Calderón.
Rafael Moreno Valle se reveló como un hábil operador de proyectos financieros.
Su estilo personal se acomodó perfectamente a la idiosincrasia poblana siempre tan proclive a figuras de la “socialité”.
El gobernador predilecto de las revistas de sociales logró colocar a dos sucesores, Tony Gali Fayad y su esposa Martha Erika Alonso.
No obstante la todavía misteriosa caída del helicóptero Agusta truncó un plan que aspiraba a Palacio Nacional.
Por su parte Miguel Barbosa Huerta fue contundente al momento de mostrar su aversión contra las aspiraciones de Ignacio Mier. A partir de ese momento se desató una cacería sin eufemismos.
Hoy el gobernador Sergio Salomón muestra abierta simpatía por dos cartas: Olivia Salomón Vibaldo y Julio Huerta Gómez.
Desde hace meses la afinidad es pública.
La característica medular es que Céspedes no embiste o bloquea a los suspirantes que pertenecen a otros grupos.
Sabe que el presidente López Obrador valora la imparcialidad de los gobernantes que no pretenden construir feudos.
Así lo expresó el mandatario federal en la toma de protesta de Delfina Gómez.
Ahí AMLO reconoció a Alfredo del Mazo.
Para el Ejecutivo reviste la mayor importancia que los gobernadores no intervengan en los procesos de selección, ni quieran imponer sus intereses personales.
En este sentido se debe subrayar que Sergio Salomón es institucional y conciliador.
De ninguna forma está obsesionado con la tentación de imponer un cacicazgo en Puebla.
Es hombre del sistema y conoce las reglas del juego.
Pasará a la historia como el gobernador del piso parejo.
Enhorabuena.
cupula99@yahoo.com
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