Seleccionar página

Cúpula / Caso Marco Aurelio: en Tehuacán se resuelve un crimen, no una crisis de inseguridad.

El crimen que segó la vida del ciudadano Marco Aurelio Ramírez Hernández atrajo la atención de autoridades estatales y federales.

Tanto el gobernador Sergio Salomón como el presidente López Obrador atendieron el punto.

La mañana del viernes 26 de mayo el mandatario federal afirmó: “parece que (el asesinato) no tuvo que ver con su actividad periodística reciente”.

Efectivamente, las investigaciones arrojan que el homicidio estaría relacionado con la labor que realizó como funcionario municipal en el periodo de Felipe Patjane Martínez.

Hace poco más de tres años Marco Aurelio fue nombrado director general de gobierno del Ayuntamiento de Tehuacán.

Durante los meses de su función se dio una estrecha coordinación con la Secretaría de Seguridad Pública estatal que derivó en la captura de varios cabecillas.

Esa es la línea de investigación más sólida y sobre ella se trabaja.

Como en el caso del feminicidio de Cecilia Monzón, la tecnología y en específico las cámaras de videovigilancia tuvieron una importancia medular.

Gracias a esas imágenes las autoridades pudieron avanzar un 90 por ciento en las pesquisas.

A su debido momento se conocerán los detalles, pero se puede adelantar que las imágenes proporcionadas por los vecinos fueron determinantes.

Como lo apuntó el presidente López Obrador los autores materiales están identificados.

La noche del sábado 27 de mayo elementos de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) realizaron tres cateos en la ciudad de Tehuacán.

El primero en el fraccionamiento Santa María, el segundo en un inmueble de la artería Vía Puebla y el tercero en el fraccionamiento Las Yucas. De manera extraoficial se sabe que hay un vehículo asegurado.

Las investigaciones avanzan rápidamente.

Sin embargo para la perspectiva de CÚPULA es importante subrayar que en Tehuacán se esclarece un crimen, pero no se está atendiendo una crisis de inseguridad y violencia.

Son dos temas distintos. Es como decir que se apagó el fuego que amenazaba un departamento mientras todo un edificio sigue en llamas.

ASÍ CRECIÓ LA OLA CRIMINAL EN TRECE LARGOS AÑOS.

La ejecución de Marco Aurelio Ramírez se inscribe en un contexto de incontenible violencia que azota a Tehuacán desde hace trece años y que se refleja en decenas y decenas de asesinatos.

En 2010 y con la entrada del morenovallismo el entonces alcalde panista Eliseo Lezama Prieto permitió la llegada de toda una camada de policías corruptos que se aliaron con delincuentes.

Ahí estaba José Tlachi Meneses como uno de los mandos.

Ese trienio fue una puerta abierta para grupos criminales.

La colonia Luis Donaldo Colosio se convirtió en el epicentro de la venta de huachicol donde todas las rutas de transporte público cargaban sus unidades.

Entonces iniciaron los robos, asaltos y ejecuciones a plena luz del día.

En 2013 al arribo de la priista Ernestina Fernández Méndez, esposa de Álvaro Alatriste, la ola delictiva continuó. La terrible relación que llevaba con Moreno Valle generó que el gobierno estatal se desentendiera de la crisis.

Pero en 2018 con la entrada de Felipe Patjane esa violencia se desbordó.

Pese a la información que proporcionó el entonces director general de gobierno Marco Aurelio Ramírez la ola criminal avanzó de manera arrolladora ante un alcalde que la mitad del tiempo se la pasaba haciendo negocios y la otra mitad andaba de enamorado.

Luego de la detención de Patjane una “comisión transitoria” ejerció funciones ejecutivas durante siete largos meses en los que la seguridad estuvo abandonada.

Posteriormente a la entrada del suplente Artemio Caballero López continuó la actividad delictiva.

LA CATÁSTROFE LLEGÓ CON TEPOLE.

La catástrofe llegó en 2021 con el arribo de Pedro Tepole Hernández.

El edil nunca tuvo idea o proyecto de seguridad pública.

Su ocurrencia fue ratificar a Héctor Pacheco de la Luz alias “El Chapulco” como jefe policiaco. Fue poner la Iglesia en manos de Lutero. Ya había numerosas evidencias del proceder anómalo del referido uniformado.

Desde entonces la ola delictiva fue en ascenso.

Ejecuciones, cuerpos embolsados, colgados, maniatados aparecen en distintos puntos del municipio de Tehuacán evidenciando una clara pelea por el control de la plaza.

Desde el viernes 20 de enero el gobernador Sergio Salomón hizo un enérgico llamado a Tepole con el tema de la seguridad, pero el edil en cuanto puede deja sus oficinas para asistir a peleas de gallos, carreras de caballos y juegos de póker que se prolongan hasta el amanecer.

Tepole no tiene idea de qué hacer con la inseguridad y tampoco le interesa.

El alcalde está dedicado a conducir negocios con la obra pública mientras es protegido por sus padrinos, un grupo de poderosos empresarios poblanos que lo manejan a su antojo y que ya piensan en su reelección.

En próximos días habrá de entregar la concesión de un nuevo relleno sanitario a una desconocida empresa que se llevará un millonario negocio por siete años.

Volvemos al caso Ramírez Hernández.

El crimen que arrebató la vida de Marco Aurelio no quedará impune.

Las investigaciones están muy avanzadas.

Nuevamente el Fiscal Gilberto Higuera Bernal entregará buenos resultados a la sociedad, al gobernador Sergio Salomón y al presidente López Obrador.

Pero tema muy aparte es la ola delictiva que agobia a Tehuacán.

Esa no se ha resuelto, ni hay indicios de que se trabaje en ese sentido.

Continúan los robos, los asaltos violentos, los asesinatos ante una policía municipal que tarda hasta 30 minutos o en algunos casos ni siquiera llega.

En meses recientes ha surgido una red de trata de personas y lenocinio.

Algunas fuentes bien informadas señalan que son grupos protegidos por funcionarios municipales.

Mientras Tepole permanezca en el cargo continuará un crimen solapado.

Así lo veremos.

cupula99@yahoo.com


TAGS