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Cúpula / Entre los días de polarización y oprobio surge la semilla de la inconformidad.

De uno y otro bando se externaron los más acres calificativos. Tanto en un frente como en otro se ventilaron expresiones de profundo repudio.

Durante tres días desde el atril presidencial se lanzaron insultos como: “corruptos, hipócritas, racistas, clasistas, cretinos, acomodaticios…”

Por su parte en la tribuna de San Lázaro un grupo de legisladores panistas cantó a todo volumen la popular letra de Paquita la del Barrio “infrahumano, espectro del infierno, maldita sabandija…”

Estamos ante un momento de polarización y degradación política no vista en el México actual. Es uno de los peores momentos en la historia contemporánea y sin duda producto de posturas exacerbadas.

Uno y otro bando han caído en excesos que son contrarios a la política: el insulto y la ofensa.

En pasadas entregas de Cúpula subrayamos que la polarización social es la representación de una política fallida.

Los grandes estadistas del siglo XX Churchill, Cárdenas, Mitterrand convocaron y alentaron a la unidad nacional; siempre apostaron por encumbrar el espíritu de su patria.

Nunca empujaron la fractura social.

A las pocas horas de concluida la marcha del domingo 13 los ánimos están crispados, exasperados.

Si las movilizaciones son una alegoría, la polarización es una noche oscura.

LA SEMILLA DE LA INCONFORMIDAD.

En el título de esta entrega señalamos que la marcha del domingo 13 de noviembre se debe leer como la semilla de la inconformidad.

La estructura oficial nunca esperó una reacción de semejante magnitud; en la Ciudad de México se considera que fue la mayor concentración desde 2017.

En la gran urbe quedó de manifiesto que Morena ya no es una fuerza predominante y que seguirá perdiendo alcaldías en los próximos años.

El corazón del país es el centro que irradia voces críticas, de inconformidad y discrepancia con el lopezobradorismo.

En realidad fue una marcha monstruo.  En menor medida el fenómeno se repitió en cincuenta ciudades del país.

En estos momentos se debe hacer una fría y serena lectura para ver la semilla de la inconformidad.

Los grupos de oposición hablan de una de las mayores convocatorias jamás vista.

En la otra banqueta articulistas afines al régimen como Abraham Mendieta aseguran que fue un “fracaso” y “un regalo de cumpleaños” para López Obrador.

El análisis de ninguna forma debe caer en la banal tentación de la polarización.

Realmente fue un contingente considerable que tuvo eco en por lo menos 50 ciudades del país. Es clara la inconformidad y el disenso social.

Si a estos contingentes se suman otros grupos que también refutan la política presidencial la situación puede escalar.

En concreto nos referimos a los colectivos de madres buscadoras que hay por todo el país; si se agregan los padres que reclaman medicamentos oncológicos para sus hijos; si se añaden los movimientos y grupos feministas tantas veces agraviados; también se pueden reunir grupos de estudiantes de las Universidades del Bienestar y de la UNAM que en más de una ocasión han sido descalificados; mención aparte merecen los grupos católicos encabezados por la Compañía de Jesús y la cúpula del clero.

El tema no es menor; estamos ante la semilla de la inconformidad.

Evidentemente el presidente López Obrador aún mantiene altos índices de aceptación social y tiene toda una plataforma que son los gobernadores de Morena.

Es imposible que Morena pierda la elección de 2024.

Pero la marcha del domingo 13 refleja que su régimen, la llamada Cuarta Transformación ya muestra síntomas de agotamiento social.

 CARRERA PRESIDENCIAL.

– La semana que concluye la aspirante presidencial Claudia Sheinbaum logró acaparar valiosas horas de exposición mediática debido al feminicidio que segó la vida de Ariadna Fernanda. No pocos columnistas y articulistas acusaron el lucro político que se hizo de ese caso cuando hay cientos más que permanecen sin esclarecer. Para darle “el toque de la casa” la señora Sheinbaum polarizó el tema al acusar al Fiscal de Morelos Uriel Carmona Gándara de encubrir un crimen. El feminicidio cobró relevancia especial en la agenda política.

– El Canciller Marcelo Ebrard Casaubón mantiene un perfil sereno y sosegado. En este momento es evidente que ya fue relegado del proyecto presidencial. Quienes tienen línea de moverse por todo el país son Sheinbaum y Adán Augusto López; pero Marcelo sigue atento a la agenda internacional en la que busca ser favorecido. La semana pasada tuvo reuniones con John Kerry sobre la postura ambiental de México; también tuvo un diálogo con Wendy Sherman Subsecretaria de Estado de Estados Unidos. Ebrard es el gran interlocutor de México con el mundo, pero pretenden que siga allá en eventos internacionales y lejos del juego de la sucesión.

– Por su parte el Senador Ricardo Monreal Ávila declaró que en diciembre definirá si se queda o no en Morena. Lo cierto es que se va a quedar; no tiene adonde ir. La hipótesis de que puede encabezar a los partidos de oposición está fuera de la realidad. Monreal ya fue expulsado del paraíso; asimismo su grupo de senadores es visto como pieza ajena. El zacatecano acusa que los embates de la gobernadora Layda Sansores son los correos de Claudia Sheinbaum; inició una querella contra su detractora, pero solo como parte de un intercambio de denuestos. La denuncia nunca va a prosperar y las supuestas capturas de pantalla van a seguir.

– La “corcholata menor”, el Secretario de Gobernación Adán Augusto López fue recibido por un grupo de diputados federales de Morena para analizar el Presupuesto de Egresos; comió y conversó con los legisladores. Posteriormente asistió a la reunión del Episcopado Mexicano; un cónclave con los arzobispos y obispos mexicanos en un momento crítico con el régimen. Y en su recorrido por los congresos estatales estuvo en Chihuahua y en Zacatecas donde recibió los más airados reclamos por la situación de inseguridad y violencia.

Así van los suspirantes.

No hubo sorpresas esta semana.

cupula99@yahoo.com

 


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