Cúpula / Oscuros nubarrones en Morena anticipan el proceso más agitado jamás visto.
Corría el año 1974, un médico afable y gentil ganaba sin complicaciones el proceso electoral y era ungido gobernador del estado de Puebla.
Muchos pensaron que no terminaría su periodo pero el doctor Alfredo Toxqui Fernández de Lara logró concluir su sexenio sin sobresaltos.
Y aún hoy sigue conservando el afecto de muchos poblanos.
En 1980 le sucedería uno de los mayores liderazgos que haya visto el PRI de aquel tiempo.
Guillermo Jiménez Morales llegaba con un enorme respaldo de los sectores tricolores. Condujo un gobierno sobrio y equilibrado.
Una designación cupular impuso a Mariano Piña Olaya en el proceso de 1986.
Encabezó un gobierno burdo, grotesco y con numerosas anécdotas de bajezas.
En 1992 nuevamente desde Los Pinos se desplazaba a la clase política local para imponer a Manuel Bartlett Díaz quien siempre mostró desdén y rechazo por la clase tradicional de la entidad.
Hasta 1998 veríamos un auténtico proceso interno para elegir a un candidato del PRI.
En una jornada que encendió los ánimos tricolores Melquiades Morales le ganó en las urnas al “delfín” de Bartlett, José Luis Flores Hernández.
Ese año Germán Sierra Sánchez le levantó el brazo al triunfador.
Pero en 2004 Melquiades se hizo a un lado y dejó que Roberto Madrazo Pintado, dirigente del PRI, apostara por Mario Marín Torres en una designación que causó resquemor en personas cercanas a Germán Sierra.
Pero el oriundo de Nativitas contendió en una elección de terciopelo, aunque su sexenio se vio atropellado por el escándalo Lydia Cacho que aún continúa.
La hegemonía priista se rompería en 2010 cuando Rafael Moreno Valle contó con el respaldo del aparato presidencial de Felipe Calderón, pero sobre todo la maquinaria electoral de Elba Esther Gordillo.
La elección acabó con un priismo que fue menguado y socavado en el sexenio de Marín.
Por cierto hasta la fecha Elba Esther nunca ha hecho comentario alguno sobre la caída del helicóptero Agusta.
En 2016 una breve contienda dio a Antonio Gali Fayad la oportunidad de llegar a Casa Puebla en una mini-gubernatura sin altibajos.
En 2018 se enfrentaron dos verdaderas fuerzas electorales; el PAN de Moreno Valle y el naciente Morena de Barbosa Huerta.
La puja terminó en tribunales federales.
Un dictamen judicial permitió una toma de protesta a medianoche y en medio de un cerco policiaco. Aunque el futuro lo determinó un accidente aéreo.
Fue la contienda constitucional más acalorada nunca antes vista.
Los ánimos se exaltaron a un punto crítico que quedará para la historia de Puebla.
Pero en 2022 aún estamos a dos largos años del proceso electoral y las pasiones ya se muestran impetuosas, desbordadas.
La pugna entre el gobernador Barbosa Huerta y el diputado Mier Velazco está escalando de manera acelerada.
Y es precipitada por la injerencia de protagonistas de la política nacional que están atizando una hoguera que después no podrán apagar.
Están causando un conflicto cuyas consecuencias no podrán controlar.
Estamos ante la sucesión más adelantada que se haya visto y la intromisión de agentes externos solo llegó a enturbiar aún más el escenario local.
Es evidente que veremos un recrudecimiento en la pugna.
Lamentablemente Mario Delgado no llegó a serenar las aguas; al contrario, vino a echar gasolina a la lumbre.
Al tiempo.
DULCERÍA POBLANA.
FERNÁNDEZ NOROÑA Y SU INFORMANTE EN PUEBLA.
El informe de Moisés Ignacio Mier Velazco fue una vitrina en la que algunos grillos locales ya mostraron sus preferencias y simpatías.
Por ejemplo ahí estuvo la legisladora federal por el distrito de Tehuacán Araceli Celestino Rosas, quien junto con su hermano David durante 11 años fueron un cacicazgo que aterrorizó al pueblo Coyomeapan.
Ambos surgieron en el PRI de Mario Marín, después se aliaron con el PAN morenovallista.
Ahora están cómodamente recostados en el sofá de Morena y se decían barbosistas, pero ya están buscando una opción distinta rumbo al 2024 y es evidente su acercamiento con Nacho Mier.
El gobernador Barbosa seguramente está enterado de que Fernández Noroña es el protector de Araceli Celestino en la Cámara de Diputados; la defiende de todos los embates y acusaciones en su contra.
Pero además ella es su aliada local, lo invita a los portales de Tehuacán y sobre todo es la informante que le lleva apreciaciones y datos del acontecer poblano.
Nunca ha sido persona de lealtades y ahora es más evidente que brinca de un grupo a otro.
cupula99@yahoo.com
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