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Mientras todos los reflectores, cámaras y micrófonos se dirigen hacia la atropellada, agitada contienda por la gubernatura, en la que el morenovallismo está causando estragos a la candidatura de Miguel Barbosa, hay una batalla electoral sobre la que poco se habla y menos se escribe.

Y es que la carnicería que estamos presenciando por la gubernatura ha opacado a otras contiendas cuyo análisis es vital. En concreto nos referimos a la campaña que realiza Eduardo Rivera Pérez quien serenamente avanza hacia un segundo periodo de gobierno municipal. Nada parece perturbarlo, ni inquietarlo. El aspirante solamente se deja llevar por la inercia estatal.

Es cierto que tanto en 2010 como en 2018 Rivera ha sido el surfista que plácidamente se montó sobre la ola morenovallista para llegar al Charlie Hall. Sin la ola que lo impulsó en aquel 2010 jamás habría obtenido el triunfo. Y ahora en 2018 se repite la historia. Rivera está a punto de convertirse en el primer poblano que repetirá como huésped principal del Palacio Municipal.

Muchos políticos poblanos anhelaron, desearon enfebrecidos llegar a la alcaldía y nunca lo lograron. Hoy Rivera está a punto de ser el primero en ocupar dos veces el cargo de presidente de la Angelópolis. Algo que hubiera sido imposible sin el apoyo de Moreno Valle en 2010 y sin la amnistía moral que le extendió Martha Erika Alonso en 2018.

Pero de la misma manera debe reconocerse que desde el punto de vista de la mercadotecnia política Rivera Pérez es un magnífico producto; un refresco endulzado y envasado de manera local, auténticamente poblano.

Una oferta política que los Moreno Valle en una y otra ocasión eligieron para hacer fórmula. Pero esto ha sido posible por el capital social que representa; por el piso y la base popular que tiene. Es un producto poblano con amplias posibilidades de explotación política y por eso ha sido materia moldeable.

Es evidente que en los últimos 30 años escasas figuras podrían repetir en el cargo de presidente municipal de Puebla. Muy pocas. El gobernador Antonio Gali Fayad es uno de los agentes que podría hacerlo.

Y sin duda alguna el actual alcalde Luis Banck Serrato está realizando una labor encomiable que en un futuro le permitiría aspirar a repetir por medio de una elección constitucional.

Hoy toca turno a Rivera Pérez. Y mientras las campañas de Martha Erika y Miguel Barbosa se baten en un duelo encarnizado y exacerbado, Lalo es un surfista en las aguas de Valsequillo. Encabeza una campaña ‘light’, baja en calorías, no se agita, no suda, no se acongoja. Simplemente deja que la ola lo lleve nuevamente al buen puerto llamado Charlie Hall.

Muchos dirían ‘es suerte’. Se olvidan de que la suerte se construye. Y Rivera Pérez fue construyendo su propio andamiaje, una estructura propia y un capital político que le permite convertirse en el primer ciudadano que repetirá en la presidencia municipal de Puebla.

Como dijera Jesús Manuel Hernández ‘Al menos así me lo parece’.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.


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