Las escenas son patéticas y aberrantes; pobre de aquel ciudadano que ose reclamar a Claudia Rivera Vivanco su pésima administración municipal.
En los primeros días las voces ciudadanas eran opacadas por las porras y los gritos de los brigadistas; incluso apuntamos: todo indica que les pagan por grito, mientras más escandalosos sean, mejor para la alcaldesa.
Lo que Claudia intenta es acallar las voces ciudadanas con el griterío de sus brigadistas pagados.
Pero también hemos visto que Rivera Vivanco no tiene el talante, ni la serenidad para dialogar. No se conduce de manera ecuánime. En realidad es una persona explosiva, iracunda, irritable, profundamente emocional pero en su faceta visceral.
La candidata llega al grado de gritonearse con ciudadanos que la increpan. Prácticamente entra en confrontaciones, en altercados verbales; les levanta la voz a sus gobernados; reprocha sus argumentos y luego se da media vuelta claramente encolerizada.
La alcaldesa con licencia no acepta la crítica, pero mucho menos tolera que le mencionen a Lalo Rivera. En esos momentos se transforma y ni siquiera el cubrebocas puede ocultar su colérico semblante.
Por momentos Claudia está a punto de convertirse en Alfredo Adame y mentarle la madre a los poblanos que la critican. Vaya, a estas alturas es lo único que le falta.
Mención aparte merecen los escándalos que están surgiendo. El audio que revela enjuagues entre Roberto Zatarain Leal, la pareja sentimental de Claudia y un empresario constructor a quien le ofrecieron obra pública y después no le cumplieron.
Es el típico caso de los “moches”; enormes cantidades que se manejan por debajo de la mesa para obtener obra o compras en un gobierno; pero a esa persona no le cumplieron. Se percibe que el empresario está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias en contra del descarado robo del que fue víctima.
Es de esperarse que existan más audios y mayores pruebas que habrán de enlodar la ya menguada imagen de la candidata.
El mismo día se reveló el patrimonio inmobiliario de René Sánchez Galindo quien tiene propiedades por más de 10 millones de pesos y un capital que no corresponden a su salario como funcionario municipal. Estamos ante un claro enriquecimiento inexplicable y todos los elementos jurídicos están sobre la mesa para que la fiscalía proceda.
Real, verdaderamente la campaña de Claudia se está desmoronando.
No lo ve quien no quiera aceptar la realidad.
Este arroz se está cociendo lentamente, mientras la imagen de Claudia se está derrumbando.
Ya era la alcaldesa peor calificada del país y no tardará en que sus escándalos lleguen a medios nacionales.
Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com
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