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Hace unos días hicimos algunos apuntes sobre puntos rojos en materia de medio ambiente, pero ante nuevas evidencias nos permitimos ampliar la información.

Alarmante el incremento de contaminantes en el Río Atoyac.

En días recientes de dio a conocer una investigación académica titulada; “El río Atoyac y la lucha por revertir la contaminación”, realizada por el Doctor Rodolfo Omar Arellano Aguilar, coordinador de la Licenciatura en Ciencias de la Tierra de la UNAM.

El estudio apoyado con imágenes de satélite revela zonas de “riesgo alto” para la población que colinda con el afluente. Sobre el caudal se vierten todo tipo de contaminante: industriales y domésticos. A lo largo de su curso varias colonias descargan sus drenajes en el Atoyac, aparte de las empresas que toman al cauce para verter sus desechos.

En el año 2017 la Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió una recomendación sobre la crítica situación. Pero en nuestro país los exhortos de la CNDH, como las recomendaciones ambientales, son llamadas a misa. Son documentos que se usan para probar las trituradoras de papel.

De acuerdo a las investigaciones académicas la pandemia agudizó la contaminación, por lo que la crisis ambiental en el río Atoyac es un fenómeno creciente.

La cuenca Libres – Oriental.

Sobre la cuenca Libres Oriental en fechas recientes se hizo público otro estudio académico a cargo de la investigadora Fabiola Lara en el que abunda en los múltiples factores contaminantes. Los grandes emporios agroindustriales, granjas porcinas como Carroll y las mega instalaciones avícolas, incluso la empresa Audi generan el segundo “infierno ambiental” de Puebla, solo comparable con la contaminación del río Atoyac. La cuenca Libres – Oriental tiene un impacto directo sobre 22 municipios poblanos.

Dren de Valsequillo a la altura de Tehuacán.

El dren de Valsequillo a la altura de Tehuacán representa el punto más grave de contaminación en esa zona.

En las décadas de los años 70 y 80 las mujeres de las nacientes colonias iban a las aguas del dren de Valsequillo a lavar la ropa, mientras sus pequeños hijos se metían a chapotear. Hoy todo eso es imposible.

Con el crecimiento de las actividades industriales llegó una contaminación salvaje. Granjas porcinas vierten sus desechos en el dren; las lavanderías industriales que utilizan grandes cantidades de químicos para desteñir la mezclilla también vuelcan todos sus residuos en el dren.

La combinación de esos contaminantes -desechos de porcinos y químicos industriales-, no ha sido debidamente estudiada. Sin duda es un trabajo para instituciones de alto nivel como la UNAM. Pero en las colonias aledañas al referido dren se registran numerosos casos de leucemia infantil y padecimientos respiratorios como asma. En temporadas de calor un penetrante hedor cubre toda la zona.

Las empresas contaminantes jamás han sido inspeccionadas; vaya, ni siquiera molestadas.

Grupos delictivos envenenan el río Apulco.

Al otro punto de la entidad, en la zona norte, se registra un nuevo delito ambiental que apenas se comienza a conocer. El jueves 18 de marzo el noticiero de Denise Maerker presentó una nota sobre la captura ilegal y criminal de especies que surgen en el río Apulco.

Desde 2016 investigadores de Conacyt realizaron un estudio sobre la vulnerabilidad del afluente, pero lo que sucede en fechas recientes era imprevisible.

Grupos delictivos arrojan pesticidas al río para envenenar a camarones, langostinos, acamayas y los llamados “burritos”. Tal es la riqueza acuática del Apulco que todas estas especies surgen de manera natural y espontánea; pero ahora, redes delictivas envenenan el río para extraer sus productos y venderlos. La contaminación del río Apulco es un suceso creciente, al grado que ya se ha registrado la muerte de reses que abrevan del lugar.

La Secretaria Beatriz Manrique Guevara tiene una extraordinaria oportunidad para crear una auténtica política medioambiental en Puebla; algo que nunca antes se ha hecho.

Y lo puede hacer porque tiene a un gobernador que no le va a temblar la mano para ordenar inspecciones a todas esas empresas contaminantes. Barbosa Huerta no se va a intimidar por los ejecutivos de granjas Carroll, de Audi o los maquileros que vierten químicos a los afluentes. El mandatario con toda firmeza podrá solicitar la intervención de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) o de la misma Fiscalía General de la República (FGR).

Ojalá la abogada ambientalista utilice la ley de manera firme para impedir que Puebla sea un foco de “infiernos ambientales” como actualmente se conocen a las zonas de desastres ecológicos.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com


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